Cine trash, basura, reciclaje, jetismo, cara dura… todo ello podría ser aplicado sin tapujos a un producto como Apocalipsis Caníbal del bueno de Bruno Mattei. Sí, todo ello es cierto, porque existe, porque está ahí. Porque el tipo no duda hasta en “robar” la banda sonora de Goblin para Dawn of the dead de Romero, meterle dos acordes diferentes en un tema secundario y apropiarse de ella en los créditos. Otra cosa es que se busque denigrar con estos adjetivos, ya que, en el fondo esto no es más que esto que ahora está tan de moda y que de forma cool se llama ‹exploitation› o ‹mockbuster›.
Apocalipsis caníbal (no confundir con Virus, otra película del mismo año y misma temática a la que se cambió el nombre después de varios litigios) es una coproducción italo-americana-española. Un mejunje a tres bandas rodado en un parque de Santa Coloma de Gramanet, Badalona y Barcelona que aparenta ser un alegato ecológico social contra los abusos de la industria y la contaminación. Y sí, decimos que aparenta porque pronto se demuestra que todo esto no es más que una excusa para intentar sacar provecho del tirón comercial de Amanecer de los muertos y ya de paso confundir al personal con el título vinculándolo a Holocausto Caníbal.
El argumento es lo de menos: un grupo especial (que quieren ir vestidos de SWAT y parecen mecánicos) va a África a investigar no se sabe qué después de una fuga radioactiva en una fábrica y un atentado en el consulado americano (cosas, como se ve, muy conectadas entre si) y allí encuentran periodistas de investigación asolados por tribus africanas inmersas en el inicio de un epidemia zombie. Este desconcierto argumental se ve refrendado por un montaje hecho a machetazos, sin continuidad ni temporal ni espacial, que incluye ‹found film footage› de documentales sobre África. Todo ello bien aderezado con un elenco formado por amateurs, emigrantes subsaharianos que hoy día no dudaríamos en calificar como vendedores de top manta reciclados y la estelar presencia femenina que nos regala, como no podía ser de otra forma, un destete gratuito a la par que refrescante.
Por lo demás gore escaso y bastante cutre (lo esperado), ritmo inexistente, momentos de sopor y una incoherencia general tan desorbitada que resulta incluso difícil establecer una mínima línea argumental y/o temporal coherente. No obstante, y aún reconociendo la caspa rezumante de esta serie Z hay que reconocerle el poso cinéfilo que tiene. Sí, aunque pueda parecer paradójico se nota el dominio de Bruno Mattei de lo cinematográfico. El director italiano demuestra que al menos sabe el terreno en el que se está manejando, que es lo que el público (si lo hubiera) desearía ver en una producción de este tipo, en definitiva, Bruno Mattei juega en la misma liga que por ejemplo, Tarantino. ¿Exagerado? Puede, pero nadie está diciendo que Mattei sea un genio, sino que sabe lo que quiere, otra cosa es que disponga del talento o el material necesario.
Apocalipsis Caníbal es una película de obligado visionado, ni que sea por su faceta de comedia involuntaria; sin embargo, es algo mucho más que eso, es el reflejo de una forma de ver el cine, rentista si se quiere, pero que en su afán de explotar el mercado se convierte en una parodia del mismo. El afán mercantilista tomando su propia medicina o de como el sueño de generar dolares produce monstruos; de feria, de acuerdo, pero en el fondo es su bastardez ‹freakshow› lo que les da ese encanto, esa necesidad de revisionarlos.