Con fuerza comienza una nueva sección dedicada al cine de animación en el festival de cine de Gijón. Animaficx recoge los últimos esfuerzos en un terreno como el animado, al que poco a poco se le van reconociendo los méritos que le corresponden. Con propuestas muy variadas, esta primera edición muestra predilección por el cine galo, que ha demostrado ser uno de los países más imaginativos y prósperos en este campo. Destacan en este caso propuestas como la ganadora del premio a mejor largometraje en el festival de Annecy Le chat du rabbin, crítica a la rigidez del fundamentalismo religioso por parte de un gato parlante que exige su ceremonia de Bar Mitzvah, o la incursión de Patrice Leconte en territorio animado con su cínica propuesta en Le magasin des suicides, que tiene el negocio del suicidio como eje central. Le tableau, último trabajo del animador francés de larga trayectoria Jean François Laguionie, utiliza los distintos personajes de un cuadro inacabado como crítica a la diferencia de clases, estableciendo un diferente estatus social en función de su nivel de acabado. Completan la participación francesa Ernest & Celestine y la muy sugerente Le jour des corneiles con un estilo de animación tradicional emparentado con el del estudio Ghibli.
Continuando con el resto de propuestas europeas, la checa Alois Nebel que ya participó en Sitges, habla sobre la vida de un guardia ferroviario con la Guerra Fría como fondo, con un bello blanco y negro y un realista rotoscopiado. La participante a su vez en la Sección Oficial Couleur de peau: Miel mezcla imagen real y animación a la hora de contar la historia de un niño abandonado tras la guerra de Corea que vuelve a su país tras haber crecido en una familia de adopción belga. También participa una nueva interpretación del cuento clásico de Pinocho a manos del italiano Enzo d’Alò en Pinnochio y la belga Un monstre à Paris.
La representación japonesa viene de la mano de dos personalidades ya establecidos en el sector, Makoto Shinkai y Goro Miyazaki. La última obra de Shinkai, Children Who Chase Lost Voice, cuenta la historia de una niña que se ve envuelta en un amorío interdimensional, la búsqueda de su pareja la llevará a explorar un mundo alternativo, en el que el director despliega una desbordante imaginería que bien pudiera recordar al trabajo de Miyazaki. Hablando de Dios, también participa la última obra de su hijo Goro, que parece levantar cabeza muy dignamente del chasco que supuso Cuentos de Terramar, con una historia familiar en plena posguerra japonesa, From Up on Poppy Hill, que cuenta la historia de una niña que, día tras día, espera el regreso de su padre. En este caso, Hayao coescribe, lo que ya nos hace suponer el naturalismo y temple que caracterizará la narración.
Una gran alegría que el festival de Gijón haya hecho un hueco (¡y de qué manera!) a las propuestas animadas, que cobran una mayor entidad día a día. Intentaremos dejar caer alguna que otra crítica de las mismas. Dejo un link a la programación, con una ficha de cada una de las participantes.