Amor a lo bestia (Caroline Lindy)

Caroline Lindy sabe explotar dos temas con facilidad: el desamor y la fantasía. Ha indagado a través del cortometraje formas de enlazar el romance con personajes imposibles y se ha arriesgado a convertir Your Monster en algo más que un boceto. Últimamente, pasar una gran idea de un cortometraje al formato largo no está funcionando demasiado bien. Las propuestas son espesas, repetitivas o demuestran que no había nada más que la espontaneidad que se puede sugerir en unos pocos minutos. Por suerte con Your Monster —aquí con un título un tanto vende-humos como es el de Amor a lo bestia— no ocurre lo mismo, y esto forma parte de la reconstrucción de una idea mil veces vista (La bella y la bestia, el vampiro y la chica de piel casi transparente, Tromeo y Julieta) a través del filtro de la comicidad.

Sí, Lindy sabe mezclar la comedia romántica más edulcorada con el musical, el fantástico y el terror porque hay algo que funciona para todos estos géneros por igual: ser una persona tremendamente desgraciada con la que empatizar constantemente, al final estamos ante una película en la que es fácil gritarle a la pantalla eso de «dilo, reina». Con un corte musical a modo de prólogo es capaz de condensar el principio del fin de su protagonista, Laura, que tiene detrás a una espectacular Melissa Barrera que resulta divertida, canta genial y se adapta a cualquiera de las hecatombes que va a vivir durante el film. Una ruptura emocional en un momento totalmente inapropiado da pie a destruir a la chica, a convertir al chico en el villano malvadísimo que todos vamos a odiar incluso cuando no abra la boca y a dar forma al monstruo que, según Lindy, todas merecemos que nos proteja.

Las canciones van y vienen, las lágrimas más desaforadas forman parte de Laura —llorar por desamor también es una personalidad— y el monstruo es un bien común con el que disfrutar de Amor a lo bestia. En la intimidad de la casa de su infancia, Laura descubre a un habitante inoportuno y desmesurado que se va adaptando a sus impulsos, convirtiéndose en una extraña pareja que va congeniando inesperadamente, algo que le permite desarrollar una confianza en sí misma hasta el momento inexistente y descubrir que vale más de lo que jamás sería capaz de reconocer en voz alta. Puede sonar cursi, a libro de autoayuda, sí, pero es que es así como la propuesta de Lindy nos lleva por todos y cada uno de los puntales del cine romántico más purista con un aliciente que no podemos obviar: hay un monstruo en el armario —y qué monstruo, vaya carisma, quién no quisiera compartir calcetines con uno así—. Entre los excesos del cine complaciente para chicas que les gusta “carpetear” personajes cinematográficos, la fogosidad del chascarrillo pop y la mala baba que se le intuye por las costuras, la directora sabe equilibrar montones de estímulos en una sola dirección, una que invita a la sorpresa y la inventiva y que, si has vivido alguna ruptura indeseable, es imposible no disfrutarla.

Your Monster es una película brillante donde destaca con soltura su protagonista, Melissa representa a toda mujer que alguna vez ha sido ninguneada por el amor y convierte esas fases de reconstrucción en terror, al dar forma a su monstruo particular hasta que la canción de ‹country› suene a ‹heavy metal›. Es una forma de recordarnos que hay géneros que evidentemente están destinados a entenderse y que Caroline Lindy apunta a una nueva directora en esto del ‹indie› con buenas ideas que explorar, atrevida y que, aunque aún tenga unos cuantos temas que pulir, sabe manejarse con libertad en su búsqueda constante de formalizar la venganza definitiva.

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