Americana 2016: Conclusiones

Decíamos en nuestra introducción a la tercera edición del Americana Film Festival que este era, sin duda, el año cuyo objetivo principal era consolidarse como referente dentro del circuito festivalero en Barcelona. Una vez concluida dicha edición podemos afirmar sin lugar a dudas que el objetivo ha sido plenamente cumplido.

Tangerine

Varios son los motivos para aseverar dicha afirmación, pero fundamentalmente el Americana ha funcionado por su capacidad de atraer público (y entusiasmarlo) a través precisamente de lo que debe ser importante en este tipo de eventos: Una programación compacta, coherente en su ”ideología” cinematográfica, de abordar diversos géneros y manteniendo unos estándares de calidad muy altos película tras película.

En este Americana hemos disfrutado de comedias entre lo minimalista como People Places Things hasta desbordantes de locura como Tangerine. Dramas como Trumbo o Yosemite que abordan desde diversos puntos de vista y formas el comentario socio-político americano. Terror alternativo y conflictos de pareja se han sucedido en They Look Like People y Digging For Fire. Películas todas de apariencias muy distintas pero unidas por un mismo hilo conductor: el deseo de demostrar que el cine no se agota mientras haya formas distintas de abordar temas que aparentemente han sido ya abordados hasta el infinito.

Lo que este Americana ha demostrado es que no hay películas pequeñas, solo presupuestos reducidos. Pero siempre, flotando en el ambiente hay cosas importantes que decir con la cámara como instrumento y que el factor monetario puede ser un problema pero nunca un impedimento. Es más, de alguna manera esta edición ha demostrado sobradamente que hay un público (solo había que ver los llenos en las salas día tras día) ávido de ver otro tipo de formas de hacer cine.

They Look Like People

Un cine que cuente cosas, sí, pero fundamentalmente que se perciba a una escala más humana, más cercana al espectador en cuanto a su percepción de la ficción como mero trasunto de la realidad. En cierto modo las películas ofrecidas han roto de forma sistemática la cuarta pared, no tanto en cuanto a guiños postmodernos sino en la complicidad mostrada en sus historias con la audiencia.

Sí, podemos hablar de éxito del Americana Film Festival, podemos hablar de la calidad de las películas o de sus formas. Pero sobre todo debemos explicar que este festival se consolida y funciona por su capacidad de ofrecer en su programación (e incluso en organización y formas) un torrente de empatía, de calidez. Es sin duda ese espíritu de acogida lo que da cuerpo al festival, al que deseamos que no solo siga acertando con su programación, sino que siga manteniendo su espíritu, su mimo, su cariño.

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