La normalidad no normativa
«Las que nacerán después de nosotras ya no lo olvidarán». Con esta frase premonitoria empieza el documental Alteritats escrito y dirigido por Alba Cros y Nora Haddad, que ya ha pasado por festivales como el D’A de Barcelona y el Festival de Málaga.
Esta muestra de la cotidianidad del día a día en la vida de personas no normativas que pertenecen al colectivo LGTBIQ+ acarrea un gran peso social en su discurso. Con la pertenencia a la comunidad sáfica como punto de convergencia, todo el elenco, que está formado tanto por mujeres cis y trans como por personas no binarias, reflexiona sobre su propia identidad y sexualidad en un marco occidental y mayoritariamente cisheteropatriarcal. El documental cumple con éxito la tarea de mostrar la gran individualidad que existe en cada une de les protagonistes y que viene determinada por su historia de vida, su origen, su etnia, su edad o su género. Por lo tanto, hay una diversidad implícita que permite aportar al relato diferentes experiencias sobre lo que significa ser lesbiana en diferentes contextos, tanto situacionales como vitales.
Al mismo tiempo, la necesidad de abarcar tantos puntos de vista acaba jugando en su contra, ya que es difícil llegar a profundizar en todos los relatos y estos se diluyen al abordarse de una forma más superficial. Como punto positivo, ofrece una perspectiva general que permite visibilizar varios temas que confluyen en lo ‹queer›, pero encontrando, como consecuencia, la falta de profundidad al quedarse en la superficie y no poder focalizarse en ninguno de ellos.
Aun así, Alteritats examina estas realidades menos normativas desde una posición humana y con gran naturalidad, de manera que es fácil conectar con las personas entrevistadas y sus experiencias vitales. Estas experiencias también incluyen sus relaciones con la familia o las personas que no forman parte del colectivo y que, como algunas de las protagonistas indican, a veces desembocan en la necesidad de vivir en una constante dualidad debido a la incomprensión ajena. Una dualidad que comprende, por una parte, su identidad ‹queer› y, por otra parte, la identidad que su entorno espera de ellas y que las obliga a adaptarse a existir en una constante ambigüedad. Esto está presente especialmente en personas racializadas, que conviven entre dos mundos: el mundo occidental y sus países de origen.
«No hay tantas normas escritas», añade Alf, une de les participantes, quien asegura que existir fuera de la normatividad permite vivir con más libertad, sin tener que seguir un guión escrito o unas pautas establecidas a la hora de relacionarse. Esto afecta directamente a su forma de construir relaciones sexo-afectivas, ya que, según elle, permite explorar otro tipo de vínculos que no incluyen dinámicas románticas, pero que no por eso son menos importantes a nivel jerárquico. El hecho de relacionarse de una forma distinta, también implica una forma distinta de vivir, ya que difuminar los límites de lo establecido deja espacio para más opciones y posibilidades.
Sin embargo, ningún colectivo está exento de conflictos y contradicciones. El documental también hace un trabajo de introspección dentro de la propia comunidad lésbica, afrontando los diferentes prejuicios que a día de hoy todavía siguen vigentes. El rechazo de la feminidad o la rigidez a la hora de definir el concepto sobre cómo debe ser la identidad lesbiana son dos de las problemáticas que se plantean y que suponen un dilema para algunas de las entrevistadas.
El género también es uno de los temas recurrentes y se expone con un acuerdo en común: el binarismo en el género, tal como se ha concebido de forma tradicional, impone un conjunto de roles y normas que marcan nuestro camino desde que nacemos, lo cual acarrea una serie de limitaciones debido a las construcciones sociales sobre las cuales se sostiene. Y es que limitarse a pensar de una forma binaria sería limitarnos a vivir en un mundo en blanco y negro donde la diversidad no tiene cabida, y todes sabemos que concebir la naturaleza humana sin aceptar su diversidad y complejidad es imposible.
El documental reivindica las vidas fuera de la normatividad. Sin embargo, ninguna identidad debería ser considerada una reivindicación por el simple hecho de existir, y el hecho de que así sea, confirma que documentales como Alteritats todavía son necesarios.