‹Millennials› llorando como niños de teta ante la oscura predicción que aciertan al hacer sobre su futuro. ¿Podría no representarte una película así? Porque es difícil negar la evidencia, todos lloriqueamos mirando a un punto concreto si ese es el de pasado mañana, frente a una incertidumbre que te grita desde la cesta de la compra, ¿verdad?
Lo bueno de la propuesta de Umut Subaşı, debutante en esto de los largometrajes, es que desde Almost Entirely a Slight Disaster encuentra una ventana por la que pregonar humor a través de las desgracias ajenas, que son un poco nuestras, y es algo que funciona. La película se centra en las historias de cuatro urbanitas turcos (dos mujeres, dos hombres) que ven entrelazadas sus vidas, en un momento de desdicha social —sí, esa a la que se ven abocados por no poder equilibrar deseos, deberes, objetivos cumplidos y sueños varios que han decidido marcar los demás hacia ellos mismos— afrontando el cruce entre esos personajes como una oportunidad de reinventarse.
De estos peculiares encuentros fortuitos se destilan cuatro personalidades enfrentadas entre sí y a la vez complementarias, con pequeñas obsesiones que marcan el estilo de cada uno de los implicados, aunque las preocupaciones de todos ellos se basen en anhelos inalcanzables. Ganar la lotería, pronosticar el futuro analizando el horóscopo o inventarse vidas por pura sofisticación, premios al azar que tan bien enlazan con la incertidumbre de sus personajes, además de ser el motivo principal de sus interacciones. Encuentros casuales que les llevan a enfrentarse a su realidad de formas totalmente dispares, desde la mentira insostenible a la piadosa, pasando por quien se inspira en pequeñas ‹boutades› pero no las tolera cuando se las cuentan directamente.
De este embrollo surge la firme voz de su director que, junto a cuatro actores debutantes, sabe exprimir una situación en pleno declive para arrastrar la comedia a primera fila. Planos abiertos donde encuadrar a sus personajes hasta empequeñecerlos, como si fuesen bodegones donde incrustar la acción, siempre acompañados por una música que nos traslada a aquellos tiempos del cine mudo cómico, esperando en todo momento que llegue el gag, que se afina hasta sentirnos mimetizados con sus dramas incipientes, que nos hacen reír por no llorar. Almost Entirely a Slight Disaster nos transporta así por la recurrencia, donde comprender a los personajes a través de su intimidad, pero sobre todo al verlos interactuar, provocando esos paralelismos sociales que nos recuerdan que la confianza no es siempre un buen ejemplo de cordialidad.
Los jóvenes se convierten así en una especie de cara y cruz, en antítesis que se refleja en su forma de socializar, donde unos se esfuerzan en ser otras personas y negar sus evidencias, y otros sobreviven intentando adaptarse al día a día sin que su entorno esté dispuesto a facilitar el trámite. Su melancolía solo refuerza la comicidad de la situación, con inteligentes giros que van provocando que el peso de la realidad se alimente de sus elocuentes métodos de supervivencia.
Almost Entirely a Slight Disaster es divertida, es puro instinto y a la vez una elegante muestra de minimización de recursos para narrar una historia comprometida con la actualidad y a la vez con el puro entretenimiento, donde sin darnos cuenta nos sentimos parte de la decadente nadería que nos atrapa a través de un complejo juego de espejos en los que se reproducen los personajes y facilita que cualquiera pueda sentirse identificado. Todo un descubrimiento.