La 74ª edición de la Berlinale acogió en la sección Competition al director y guionista Hong Sang-soo, uno de los nombres más prestigiosos del festival que acumula 11 nominaciones y 3 premios en este certamen por películas como La mujer que escapó, Introduction y La novelista y su película.
La pasada edición presentó In Water, que fue nominada en la sección Encounters, por lo que no es de extrañar que este año se haya llevado el Oso de Plata del Gran Premio del Jurado con su última película: A Traveler’s Needs (Yeohaengjaui pilyo).
El reparto lo encabeza Isabelle Huppert, quien ya había participado en dos de sus anteriores producciones y esta vez lo hace junto a otros actores y actrices habituales en el equipo del director como Lee Hye-young y Kwon Hae-hyo. Sang-soo narra la historia de una mujer peculiar y sensible, que vive de una manera poco convencional y da clases de francés para sobrevivir.
Sin embargo, esto es solo una premisa para introducir un film que se aleja del modelo de guion tradicional y apuesta por un formato sin pretensiones; está grabada con lo que podría ser una cámara de móvil. Tal y como explica Huppert a posteriori, la película no se resume en un rol o una historia, sino que refleja una manera de entender la realidad, capturando el momento vital de una persona que debe confrontar un mundo concreto.
En relación a esto, el personaje de Iris, la protagonista, lo construyeron Sang-soo y Huppert a lo largo de la película, no estaba definido con anterioridad. Cuando en la rueda de prensa se pregunta sobre el proceso de creación de los personajes, el director responde «Esto puede sonar muy irresponsable, pero yo no sé qué estoy haciendo. Tengo un objetivo y he desarrollado un método para lograrlo». Este método consiste en dejar abierto el guion para que los actores se pierdan en él y lleguen a sitios imprevistos e improvisados a través de su propia interpretación.
La película también cuestiona los modelos tradicionales que nos han impuesto a la hora de enseñar y realizar una propuesta alternativa basada en el aprendizaje desde las emociones, sin libros, solo con un bloque de notas y un lápiz. Las reacciones de los alumnos cuando Iris explica su método son el reflejo del desconcierto del espectador.
No obstante, logramos entender la intención de la protagonista que hace que sus alumnos indaguen en sus pensamientos y sean conscientes de ellos mismos a través de sus clases. Como dice Huppert, «Iris revela las personas cuando las conoce».
Como es habitual, Sang-soo recurre al humor, un humor inofensivo y cuotidiano, que logra prolongar a través de los diálogos y despierta carcajadas en un público entregado. También el ritmo juega un papel importante, que otra vez se consigue gracias a conversaciones dinámicas, pero con un trasfondo filosófico. El director retrata la relación de la protagonista con la poesía, y su obsesión en entender, pero sobre todo en transmitir, puesto que esto se puede hacer en cualquier idioma.
Asimismo, entre los temas de la película encontramos la soledad, el viaje interno de Iris, a quien uno de sus alumnos define como «una persona que vive de manera sensible, que es consciente de cada día que pasa en el mundo».