El rumano Hadrian Marcu debutó en el largometraje con una historia sencilla y cotidiana, protagonizada por un hombre (Petru) que planea casarse con su novia Laura, pero comienza a establecer una relación sentimental con Sonia, la mujer de un compañero de trabajo que ha sufrido un accidente grave. Petru comienza a visitar a Sonia en el hospital y a pasar tiempo con ella mientras por otro lado mantiene las ilusiones con el embarazo de Laura. Es así como se genera un triángulo romántico en el que se pone de manifiesto la fragilidad de su relación establecida.
En A decent man, que así se llama la película, el enfoque está siempre en Petru y esto en cierto modo ofrece una perspectiva interesante porque construye la infidelidad de una manera gradual, como si no estuviese ocurriendo realmente o casi como si su protagonista no fuera consciente de ella. Porque ésa es la sensación que tiene él, de que no está haciendo nada reprochable, solamente pasando tiempo con una persona a la que está cogiendo afecto pero al mismo tiempo justificándose en que mantiene la ilusión en los proyectos que ha formado con su pareja. Pero cuando todo explota de repente y su aventura sale a la luz, él no puede negar ni una palabra.
Con muy buenas interpretaciones, primando la naturalidad para una historia en la que esta sensación es clave, particularmente en el retrato psicológico del protagonista, y escenas y diálogos por lo general bien escogidos, A decent man resulta una cinta con escasos fallos, muy correcta, con una puesta en escena eficiente y un ritmo lento pero gradual. Lamentablemente, esto termina no siendo suficiente y lo que queda al final en ella es un ejercicio que de tan modesto y funcional resulta mediocre por su falta de alicientes.
Y es que visualmente tiene muy escasa inspiración y se conforma con cumplir, y en el retrato de los personajes siento que no alcanza un nivel mayor del que le funciona para dar a entender lo que ocurre, sin lograr en ningún momento implicar al espectador y resultando más bien una película fría y carente de ambiciones, que pasa sin mayor trascendencia pese a que podría asomarse un cierto potencial en algunos puntos. Probablemente Marcu no quisiera arriesgar ni experimentar en exceso en su debut pero lo que ofrece aquí no alcanza nunca cotas de gran cine, no es memorable, y se olvida tan rápido como se ve.
La cuestión es que la cinta nunca llega a ser mala. Se mantiene constantemente en un limbo en el que nada de lo que hace levanta cabeza pero tampoco se hunde, se suceden escenas que van contando e hilando eficientemente una narrativa, conduciendo de manera efectiva a un clímax y a una conclusión. Pero para entonces ha construido demasiado poco material realmente atractivo para el espectador, simplemente ha pasado por toda su escalada narrativa sin hacer ruido. Y eso en algunas ocasiones funciona, pero aquí no. Aquí se echa de menos un mayor énfasis, porque tal y como lo narra Marcu pocas veces transmite algo más que apatía. Lo cual es una pena porque con un desarrollo más interesante, ahondando más en sus protagonistas, y utilizando de manera más llamativa sus recursos visuales, podría haber resultado una buena obra de una premisa y un enfoque que, en sí, tienen de hecho bastante potencial.
Lamentablemente A decent man se queda al final en un vacío correcto y olvidable. Como trabajo de un director novel es lo suficientemente decente y meritorio como para considerar que su carrera puede despegar y ofrecer cosas más interesantes en un futuro, pero por el momento no logra deslumbrar con una primera película que peca de conformismo y que, espero, sea el punto de partida para obras posteriores de mayor ambición narrativa y cinematográfica.
Non è proprio una relazione romantica ma una storia importante prima e dopo. Petru è destinato a rimanere solo perché incapace di prendere decisioni. Per questo non sarà mai un marito,un amante e soprattutto un padre!!!