Dos hermanos, casuales emigrantes, vuelven a su lugar de procedencia tras largarse por una temporada a México y Nueva York respectivamente; en el proceso de retorno encuentran a un grupo de amigos que los acompañan a la casa familiar en plena campiña francesa. Este es el punto de partida con el que el reconocido actor francés Vincent Macaigne rueda su ópera prima, Pour le réconfort, un ejercicio de estilo e improvisación donde acompañado del director de fotografía español Mauro Herce y un pequeño grupo actoral acometerá un proyecto nacido de la imprevisión y espontaneidad. Como resultado, y a modo de una funcional ejecución de cine de guerrilla, el film se promulga como un cuasi taller interpretativo donde se dispondrá de una serie de encuentros entre los propios personajes; estos reflexionan, dialogan, discuten, se enfrentan… Una serie de caracteres encontrados donde la fina línea narrativa será la propia confrontación de todos ellos, ya que hasta el guion vino fruto de una autoconsciente evolución en el propio rodaje.
No cabe duda que esta peculiar y underground forma de rodar originará tantas filias como fobias en el espectador, ya que escapará a todo tipo de puesta en escena convencional, originando una estampa fílmica destinada hacia un cine que tire más por lo subversivo, tanto en continente como contenido. Pour le réconfort es un proyecto que habría que destacar principalmente por sus formas, anacrónicas si se compara con cualquier estructura convencional, siendo un ejercicio de estilo con cierto vanguardismo en su búsqueda de una naturalidad propia, anexa a un lenguaje narrativo inherente. Es en su propia configuración cinematográfica donde el film de Macaigne destacará, aunque la estructura de su puesta en escena pueda incomodar (rodada en 4:3, como si de una forma de atrapar la verticalidad de los personajes se tratase), ya que jugará a favor de un estilo oscilante, también revolucionario, entre el cine de guerrilla y el clasicismo; encontraremos planos excesivamente cortos y cerrados o una cambiante vistosidad de su estética y encuadres, hasta incluso abruptos cambios fotográficos como cuando se incluyen escenas nocturnas en discotecas; extendiéndose esto al sonido, también se pretende el ampliar la experiencia de este experimento, como un entrenamiento tanto a nivel puramente cinematográfico como interpretativo, ya que en lo que a la cuestión actoral se refiere la espontaneidad del propio proyecto dará rienda suelta a sus métodos. Respecto a esto, decir que es precisamente esta planificación lo que hace también especial y casi única a Pour le réconfort, ya que de la esencia desenvuelta de la propia película nace la naturalidad con la que los intérpretes aparecen; sin clichés que pudieran coaccionarlos, el grupo actoral se sumerge en la ficción con sencillez, sin ataduras, que hará hincapié en el espíritu en el ánimo cuasi emprendedor de la propia película.
El otro aspecto a destacar de la película es su contenido, no delimitado como hemos dicho por un guion cinematográfico preestablecido. Aún así, el film sí pretende establecer una coyuntura previa como es el choque de personalidades, una confrontación de egos que tendrá en común con todos los personajes aireadas discusiones sobre la diferencia de clases, la riqueza y la pobreza, la propia asimilación del pasado francés, lo urbano contra lo rural, etc. Todo ello viene a la diferenciación establecida entre los propios personajes, antagónicos casi por naturaleza, que será lo que construya el amplio grueso de las discusiones, parido a través de la herencia recibida por los dos hermanos que desentrañará la reunión entre los protagonistas y será el caldo de cultivo para desarrollar el grueso de las discrepancias. Pero, como película comprometida con un cine que tira hacia lo audaz y desvergonzado, habrá un mensaje implícito en su torrente de diálogos, con un dinamismo que dejará hacia la sutilidad su discurso sobre la reflexión de un grupo de personajes opuestos por el discurrir de la vida, las raíces del pasado, o un futuro metafóricamente desalentador. Pour le réconfort es una película atípica pero muy necesaria en sus intenciones, menos descuidada en las formas de lo que pudiera parecer, y que sin embargo construirá una crudeza en su interior que podrá captar aquel que rompa la barrera de su alocada y desprejuiciada propuesta formal.