El nombre de Travis Mathews se asocia invariablemente a el eje temático de la homosexualidad. Sea a través de films documentales de cariz ‹mumblecore› o con proyectos arriesgados como Interior. Leather Bar., su cine siempre trata de investigar los aspectos dramáticos u oscuros del mundo gay, eso sí, sin caer en exhibicionismos gratuitos ni en buscar la morbosidad como reclamo. Discreet, su último film, aunque fácilmente conectable a su filmografía anterior, va un paso más allá y se adentra en territorios mas propios del thriller o del terror sin olvidar, eso sí, un poso íntimo y naturalista que busca ofrecer un aspecto de realidad palpable.
Discreet se presenta pues como un retrato de un lugar que se aleja de los habituales entornos urbanos del director. Un retrato de una América profunda donde las armas, los asesinatos, y la represión sexual están a la orden del día, casi fusionándose con los parajes naturales que enmarcan los hechos. ¿Significa ello una aceptación de esta forma de vida? Al contrario, está fusión no es más que una forma de camuflaje, de como el título indica pasar discretamente. Algo que, por ejemplo, se ve reflejado en los encuentros sexuales clandestinos, siempre amparados por el secretismo y por la necesidad de enmascararlos bajo el sonido de producciones pornográficas heterosexuales.
El retrato pues es el de una sociedad en equilibrio precario, como también lo es la psicología interna de los personajes, siempre al límite, siempre al borde del precipicio emocional. Una tensión que estalla cuando aparecen fantasmas del pasado aparentemente superados que redibujan por completo el esquema formal y argumental del film. Y es que Discreet deriva paulatinamente hacia una atmósfera cada vez más sórdida e inquietante. No se trata tanto del miedo sino de la amenaza constante, del terror en sordina, invisible la mayoría del tiempo en un fuera de campo apunto de hacerse presente.
Todo ello se hace presente a través de una progresiva fragmentación formal y narrativa que acompaña al estado de ánimo de su protagonista, como si la cinta fuera un eco simbiótico de la palpitación dramática, rabiosa y vengativa de todo lo que sucede en la pantalla. Un film pues que avanza en constantes mutaciones planteando una puesta en escena arriesgada y también algo confusa. Cierto es que esta confusión responde igualmente a un argumento, pero por momentos no consigue el efecto simbiótico forma-fondo sino que más bien genera una cierta desconexión al no tener claro hacia donde se dirige el film.
Discreet es pues un film valorable en cuanto a la búsqueda de la creación de una película orgánica, planteada más desde la idea de ser sentida que de ser contemplada. Un experimento quizás no del todo original que no consigue plenamente sus objetivos al ser por momentos víctima de su propia ambición y perder el control por momentos de los recursos formales utilizados. No obstante el film de Travis Mathews es valorable en cuanto a riesgo y planteamiento de buscar nuevas formas de expresión, nuevas ideas de lo que supone ser un film transgenérico y no caer en la multireferencialidad facilona. Sí, hay discurso personal e intransferible en Discreet y ni que sea solo por ello ya vale la pena también tomar el riego de verla y disfrutarla.
Pues si el cine de Travis Matthews no busca los desnudos gratuitos y el morbo, entonces qué fue su aclamado corto «I Want your Love»? Dónde vimos sexo explícito durante los minutos que duró.