Basada en un cuento de Javier Marías, la película más reciente de Wayne Wang es un llamativo thriller psicológico centrado en un escritor de vacaciones que, en plena crisis creativa, comienza a encontrar una forma de encauzarla indagando en la vida de una pareja que se hospeda en su mismo hotel, para terminar descubriendo que en su relación hay elementos como poco perturbadores. Una narración con un fuerte componente subjetivo y carente de un punto de vista fiable que conduce al espectador hacia una experiencia ambigua y llena de pasos en falso.
El argumento de Mientras ellas duermen mezcla un sugerente trasfondo de ‹voyeurismo› y obsesión sexual con la narrativa críptica de un personaje que confunde la realidad con sus visiones y sueños. La historia demuestra influencias claras tanto de Alfred Hitchcock como de David Lynch. Con semejantes nombres no es desde luego fácil aportar algo que resulte mínimamente satisfactorio, no digamos ya a la altura de éstos. Y aquí radica buena parte del problema con esta cinta, porque a pesar de los esfuerzos de Wang, este proyecto le viene claramente grande. Da la impresión de que no está en su terreno al abordar este guión y a pesar de introducir elementos muy interesantes su ejecución es más bien irregular, pero siempre moviéndose a niveles discretos.
El mayor pero de la película es de hecho un efecto adverso de la que debería ser su mayor baza, la narración ambigua y subjetiva. En vez de sumergir, despista. En vez de generar un interés, confunde y complica el seguimiento de una trama que no parece tener nada de peso que ofrecer, ni una lectura más profunda de lo que ya planteaba el filme antes de entrar de lleno en este juego, ni un misterio atractivo que seguir. No es fácil dar con el motivo detrás de estas carencias, pero lo cierto es que lo que me transmite es, principalmente, una sensación de monotonía y falta de sorpresa bastante contraproducentes en una historia de este estilo, acentuadas sin duda por un lenguaje visual bastante plano que pierde su capacidad de evocación bastante pronto. Tampoco ayudan ciertos elementos que sobre todo en plena fase de planteamiento de la idea principal resultan chirriantes y anticlimáticos, especialmente un personaje de función poco definida que parece un híbrido entre el excentricismo misterioso y el alivio cómico, sin llegar a satisfacer ninguno de los dos aspectos.
De hecho es el otro elemento principal de la cinta, la exploración del ‹voyeurismo› y perversiones sexuales, de la extraña relación que se monta entre los cuatro personajes principales, el que da más empaque a la experiencia. Sin estar a la altura de las grandes obras que se han realizado en torno a esta temática, sí presenta una solidez encomiable y llega a resultar bastante sugerente y evocadora, con una idea muy potente de fondo. En todo caso, gran parte de este mérito parece más achacable a las interpretaciones que a la construcción general de esta vía narrativa. En particular, la muy acertada elección de Kitano como Sahara, cuyo hieratismo da un aire especialmente perturbador a su personaje, logra un efecto muy notable y a medida que avanza la trama su presencia se hace más incómoda y asfixiante.
Si bien no es una película desechable, Mientras ellas duermen tampoco califica como acierto. Se mueve en un término medio que ni ofende ni entusiasma, como un producto inofensivo con breves momentos de inspiración pero sin capacidad para permanecer en la memoria, con claras reminiscencias a obras y autores que han tratado mucho mejor los planteamientos y enfoques que propone Wang aquí. Es posible que su estructura farragosa esconda detalles y revele puntos de interés adicionales que no he podido percibir en esta primera incursión, pero la sensación que me da es, de hecho, que tiene menos que contar de lo que parece sugerir con este envoltorio. Como intento de evocar a los maestros del género queda por completo ensombrecida por la calidad de sus referentes; como exploración individual, transmite un pulso inseguro e inexperto y, a pesar de conformar un intento hasta cierto punto apreciable, en último término no logra dar con la tecla.
Me agrada comprobar que la crítica de Javier Abarca, coincide con las conclusiones que he tenido al ver la película. Interesantes los tres primeros días. Luego confusión. Al menos me servirá para leer el relato de Javier Marias, que espero pueda aclararme un ñpoco mejor las ideas.