Vuelve la cita anual con el D’A en Barcelona. Una cita que ya se antoja como uno de los ‹must› imprescindibles del año por la capacidad de crecimiento del festival. No solo en lo que se refiere en su expansión (por segundo año se proyectarán films en otras localidades fuera de Barcelona), sino por su selección cinematográfica, cada vez más afinada en cuanto a autores y calidad se refiere. Efectivamente el D’A no cumple solo con la finalidad de ofrecer cine alternativo al circuito comercial sino que, poco a poco ha ido conectando con los gustos de un público que, no solo es fiel, sino que exige, con buen criterio, estándares de calidad más altos.
Así pues este año el D’A conjuga la presencia de autores ya consolidados y habituales en el festival como Lav Diaz (trailer) o Bertrand Bonello (trailer) —por citar a algunos— con apuestas por directores relativamente desconocidos como por ejemplo el portugués João Pedro Rodrigues con su imperdible O Ornitólogo (reseña) (trailer). Apuestas estas que van en la línea de jugar sobre seguro (ya vienen avaladas de otros festivales) y al mismo tiempo de abrir nuevos campos y perspectivas en el espectador. Porque, si bien es cierto que estamos en un festival de cariz autoral no es menos cierto que la línea entre el autor puro y la comercialidad está cada vez más difuminada por el efecto hype de algunos de los directores. Caso por ejemplo de Mike Mills y su 20th Century Women que bordea peligrosamente lo puramente hollywoodiense o, en otro sentido el cine de Amat Escalante (al que se le dedica monográfico) que, aun siendo muy personal, tiene detrás una legión de seguidores capaces de catapultar su cine a públicos más amplios ni que sea por el fenómeno boca-oreja.
Fenómeno este también aplicable a Júlia ist y Estiu 1993 (trailer). Dos producciones catalanas que vienen avaladas por sendos premios en Berlín y Málaga y además por los comentarios que ya hemos podido escuchar sobre ellas. Unas críticas en lo profesional y unos comentarios en lo que audiencia se refiere que las convierten en dos de las películas con más proyección y expectación generada del D’A. En definitiva pues el D’A, como decíamos, se expande y globaliza intentando buscar no solo los productos de autoría pura sino forzar los límites de la misma buscando atraer a un público cada vez más amplio y ávido de buen cine, eso sí, sin “traicionar” los principios fundamentales de su programación e intención cinematográfica. Así pues estaremos atentos a que nos depara esta edición que, a priori, pone el listón muy alto en cuanto a la calidad de su parrilla.