El checo Jan Hřebejk ambienta su última película en la Checoslovaquia de principios de los 80, donde una maestra recién llegada a un centro escolar comienza a ejercer unas inesperadas fuerzas de manipulación contra los infantes y sus progenitores. Bajo un sutil asiento político, no mostrado con exacerbación, se dibuja a una protagonista de pertenencia comunista, cuyas artimañas provocarán un conflicto extenuante en varias de las familias de los escolares (a las que pide sutiles favores, cuya desobediencia provocará los consecuentes suspensos hacia sus hijos), llegando hasta el punto de que la jefa de estudios del centro reunirá de manera secreta a todos los progenitores para firmar una especie de moción de censura que expulse a la maestra del centro, al volverse insostenible la situación. The Teacher no guarda su principal habilidad en su punto de partida, sino en las destrezas de Hřebejk por hilvanar un problema común a un grupo de individuos de maneras intimistas y no cayendo en el sentimentalismo intenso, optando por un tono más agradable, alternado con momentos más melancólicos, dramas familiares mediante. Llama la atención la planificación que de esta historia se hace en pantalla, con dos hilos narrativos alternados pero que convergerán progresivamente; el primero, el concerniente a la construcción de todo un conjunto de artimañas poderosas de la profesora respecto a sus alumnos, midiendo el grado de utilidad que sus padres pudiera tener para su conveniencia; el segundo, un salto temporal a la parte final del conflicto, con una contraposición de opiniones entre varios de los progenitores, ya que como es de esperar aquellos quienes hayan cedido en su red de chantaje tendrán una recompensa en las calificaciones de sus hijos.
La película acierta en hilar ese trasfondo político que pudiera hacer comprender el polémico carácter de la maestra (el conflicto soviético de aquellos años 80, con el dominio del comunismo, redondeado con presentar a la protagonista como viuda de un alto militar), además de envolver el drama con una ligadura clara hacia un tono mesurado de oscura comedia, que endulza falsamente la trama al espectador, apoyado por una música de risueña sonoridad, en una historia que tampoco esconderá sus tintes despiadados, venida por cierto de la propia experiencia del guionista Petr Jarchovský. La película gana en su degustación gracias a la sutil dirección de Hřebejk, permitiendo lucidez a sus actores (resultan sorprendentes las dotes del reparto infantil), con especial cita a su protagonista Zuzana Mauréry (suministrando ironía y severidad con la misma soltura), y con el especial tacto de sus escenas más dramáticas , envueltas siempre con la teatralidad que presentada en sus localizaciones interiores, a razón de los domicilios de las viviendas familiares que la maestra dinamita con sus pretensiones.
Se le reconoce a The Teacher ese atrevimiento por confeccionar la a priori simple premisa en base a esas dos líneas narrativas, algo de lo que sale bien parada, a pesar de que algunos segmentos de la narración adolezcan de ciertos síntomas de reiteración. Aunque también pudiera pensarse que Hřebejk se haya podido quedar atrás al no inmiscuirse más por los tintes escabrosos de su fondo, sí queda impreso en su narración el concepto del miedo al poder, no exiguo de cierta moralidad, sufrido por un conjunto de padres ahogados por el temor. Es refrescante la tonalidad de aparente amabilidad con la que la trama se muestra al espectador, aunque el mensaje que se lee de su desenlace es el de la siniestra sensación ante la oscura autoridad. En este sentido The Teacher sí cumple su objetivo gracias a su solvencia, además de por el grato retrato de los tintes más incómodos de una historia intimista bajo una óptica estilística poco habitual en este tipo de entramados.