«So tell me what the hell is normal and who the hell is sane?
And why the hell care anyway?
All the dreams that we have had are gonna prove that we’re all mad and that’s okay»
The Divine Comedy — Mastermind
Dicen que los embarazos dan para perder totalmente el norte. Y el resto de puntos cardinales. La cabeza incluso, esa puede que te la dejes en la mesa del bar en vez de la propina para el camarero que no estás segura que te estuviera atendiendo. Alice Lowe no parece tener ese problema como creativa y con una barriga de las que ya impiden que puedas pintar las uñas de los pies sin ayuda se decidió a dirigir y protagonizar Prevenge. Valiente.
No lo disimula, la actriz principal (ella) está embarazada. De hecho, el interior de su útero es el verdadero protagonista. Una voz femenina y estridente, algo infantil algo sobrenatural, incide en los quehaceres del día. Y por lo visto no se preocupa de una alimentación saludable o el reposo adecuado. Espera, ¿una madre marioneta?. De nuevo, valiente.
Aprovechar la desquiciada mente de una embarazada para justificar un acto de venganza es atrevido y por momentos divertido (por muy mal que pueda sonar esto). Este tema siempre nos ha llevado al terror, posesiones a partir de algo invisible que dominaba los movimientos maternos por aquello de tener que compartir cordón umbilical. Nueve meses sin renovar células cambia nuestras conexiones lunares sí o sí. Pero aquí no hay tiempo para pensar en maldiciones, brujas o desavenencias espirituales, así resulta más sencillo separar las intenciones de la película. Por un lado está el día a día de una embarazada ‹random›, por otro un objetivo mortuorio que con pequeñas pistas dispersas entre escenas parece construir la verdadera esencia de la venganza, perdón, pre-venganza. De este modo funciona a dos ritmos y con ellos dudas de cual es la finalidad real, amar lo que crece en tu interior o acabar con lo que te separa del exterior. Funciona a base de válvulas de escape, de repente una conversación mordaz, un ligero toque a de atención y en seco el ataque, jugando con lo esperado que llega sin avisar.
Sabe domesticar el humor negro —es donde Alice mejor se mueve—, y trasladarlo a la tristeza, es un relato muy íntimo por la unión de esa doble voz que sale de dos puntos de una misma persona y una única mano ejecutora, un drama que se calibra entre la alienación y la superación, pero no se le da tan bien desatar la locura y la negrura fuera del humor, no se decide a darlo todo (aunque lo intente) en una escena clave, la de Halloween, donde se pedía a gritos algo más que luces rojas y máscaras, donde se podría evocar con mayor elocuencia el mal. Pero salvando esas distancias, hay un interesante retrato de hormonas que nos permiten disfrutar de una protagonista de vuelta de todo, sin necesidad de mascarnos un pasado para justificar sus motivaciones.
El error es buscar Turistas en esta película. No la dirige Ben Wheatley, ni Alice Lowe está dispuesta a repetir la fórmula que tan bien funcionó una vez hasta la saciedad. El humor ácido está presente, pero la historia sigue otros derroteros que poco le conectan a ese guion. Es el problema de escuchar conversaciones ajenas mientras esperas, descubrir un alto porcentaje de Turistas salir de la boca ajena.
Prevenge apuesta por mostrar la hipotética normalidad del tarado, que bajo presión puede llegar a una situación violenta de no retorno donde ya no hay forma de distinguir sus propias decisiones de las que otros le han influenciado a tomar. El mundo es feo e incómodo y las embarazadas se mean encima si el bebé da una de esas patadas certeras e inoportunas en dirección a la vejiga. La directora (debutante, no lo olvidemos) no tiene miedo a mostrarlo y reírse de paso de la situación, agradeciendo un poco de franqueza y dejadez en el mundo de los expertos asesinos en serie.
Traer vidas al mundo no es un impedimento físico ni moral cuando se deben quitar otras de en medio.
«Así que dime ¿qué diablos es normal y quién diablos está cuerdo?
¿Y por qué diablos les importa de todos modos?
Todos los sueños que hemos tenido van a demostrar que todos estamos locos y que eso está bien.»