Nightlife (Damjan Kozole)

El esloveno Damjan Kozole se presentó en Sarajevo con un nuevo trabajo, precedido por un recorrido en varios certámenes europeos. El director de la muy interesante Slovenka Girl (2009) se basa en hechos reales acontecidos en su país para profundizar en temas ampliamente observados, pero con un muy interesante punto de partida como la mirada que se desprende de su cámara.

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Los hechos reales conmocionaron a la sociedad eslovena, hasta el punto que se menciona que el caso más importante del país desde que lograra la independencia hace 25 años. Todo el mundo hablaba de ello. Un médico de alto prestigio aparece ensangrentado y desnudo en mitad de la calle, con claros síntomas de haber sufrido un ataque de perros  y con el morbo de encontrar un dildo incrustado en el orto. La investigación se estanca, y la noticia salpica incluso a reputados políticos del país, con toda la prensa amarilla detrás del caso, por lo que tras la inmensa presión mediática, el médico se suicida justo cuando se le relacionaba con un entramado de zoofilia que relacionaba a autoridades y gente adinerada, aunque tampoco pudo descartarse una venganza para humillarle y desacreditarle.

Hasta aquí el hecho real, del que 6 años después, todavía todo son rumores y ninguna certeza. Pero Kozole no está interesado en ello. Sus intenciones son más humanas, sencillas incluso y sobre todo menos morbosas. Un sobrio drama que no huye de unos primeros momentos de un negrísimo humor negro, como cuando unos chavales encuentran el cuerpo ensangrentado en mitad de la calle y deben esperar a una ambulancia que parece no llegar nunca mientras no saben que hacer al respecto y otro transeúnte toma fotos para subirlas a las redes sociales.

Pero no nos equivoquemos; esta escena de presentación nos sitúa en contexto, aunque quien lleva toda la narración es la mujer de la víctima; una inmensa Pia Zemljic que se mueve entre las sombras, las dudas y el único propósito de ayudar a su marido.

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Aquí encontramos uno de los aciertos de la película. A su cineasta no le interesa tanto saber qué ha pasado, por mucho que apunte dos posibles opciones (venganza o zoofilia, como el caso real). Está interesado en esa mujer que comienza siendo una pieza más de una partida de ajedrez, mareada y sobrepasada por la situación, para acabar entendiendo que hasta ella misma sólo se mueve motivada por esconder el posible escándalo.

Es aquí donde se concentran algunas de las preguntas que hacen que la película despegue y se aparte de un drama típico de sobremesa. ¿Sabe nuestra protagonista lo que ha sucedido? ¿Sospecha algo? Son preguntas que no terminan de responderse, aunque la sombra de la duda está presente en cada gesto del personaje de Pia. Porque como decía, ella lo único que quiere es que el escándalo no llegue a la prensa y hará cualquier cosa para conseguirlo.

Su personaje comienza como una esposa anegada y sobrepasada por los acontecimientos hasta una evolución donde decide actuar con todas las consecuencias y con toda la frialdad posible. Pero hay una última pregunta aún más inquietante. ¿Realmente hay evolución? Porque uno tiene la sensación tras terminar el visionado de la película que en el momento que recibe la llamada del hospital ella ya estamos ante el mismo personaje que en la última escena actúa decidida y sin miramientos. Que bajo esas lágrimas y ese caminar sin saber donde ir ya hay una personaje que sospecha sobre que ha pasado pero que llega a la única solución posible; no importa que ha pasado, la verdad o es inútil o es peligrosa para sus intereses. Sólo importa que saldrá al día siguiente en primera página en los periódicos de toda Eslovenia.

En una sola noche observamos sus cambios (insisto, uno puede pensar que no ha habido cambio), su pesar por lo sucedido a su esposo, su miedo, escondido en lo profundo de su alma, y sus movimientos saltándose toda la legalidad posible para proteger a su marido y a ella misma de los perros rabiosos que son los hombres y mujeres que los rodean.

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Me desdigo de una observación anterior. Puede que cuando reciba la llamada del hospital algo en su cabeza le diga que ella ya sabe qué pasaba con su marido. El cambio es cuando ve el dildo (y hace falta ser muy crack para grabar esa escena y que el cine no se parta de risa, porque somos un poco así de cabrones con esos temas). Lo interesante es que su primera reacción es hacer desaparecer la evidencia.

Nightlife es una maravillosa obra que habla de la sociedad del momento, sea en Eslovenia o en Soria. Su director estaba muy interesado sobre como podrían reaccionar los habitantes de su país cuando se estrene dentro de dos meses.

Y es que si las heridas provocadas por los perros son atroces, el ser humano puede ser más cruel cuando se lo propone. No hay verdad, no hay reflexión. Es morbo y dolor. Y eso destruye a cualquier persona. Entendiendo esta asquerosa verdad, poco se le puede reprochar al personaje de Pia.

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