España está rodeada de fiestas religiosas donde se utilizan animales, es algo que todos conocemos. Es casi imposible no haberse tropezado con alguno de estos actos, a lo largo de tu vida. Aunque todos hemos visto alguno, muchas de estas fiestas son completamente desconocidas, apenas se pueden encontrar imágenes en internet. Los vecinos de estos pueblos se blindan al exterior impidiendo que las fiestas sean grabadas por personas ajenas al pueblo. Miguel Ángel Rolland, el director de Santa Fiesta ha conseguido infiltrarse en las entrañas de las tradiciones más sanguinarias de este país, donde cada año mueren más de 60,000 animales en las 16,000 fiestas patronales organizadas por todo el estado. Un proyecto financiado mediante crowdfunding que ha permitido a Rolland y su equipo hacer un recorrido por todas estas fiestas. Aunque las corridas de toros son la actividad más conocida, hay muchas otras prácticamente desconocidas con toros; atados con cuerdas, acuchillados, arrojados al agua, con bolas de fuego en la cabeza… También existen otras donde se lanzan ratas, se matan palomas o se tira del cuello de gansos hasta partirlos. Sin olvidar la continua presencia de los caballos y burros que son utilizados en todos estos festejos.
Un largometraje realizado con cámara subjetiva que sumerge al espectador en el interior de la tradición. Un recorrido por las distintas fiestas pero que se percibe como una única, debido a su unidad sonora y la relación continua de imágenes. Consiguiendo crear una entidad única a través del constante barullo que se repite una y otra vez generando esa sensación de incomprensión y de agobio Todas estas celebraciones tienen en común la diversión y embriaguez basada en el sufrimiento gratuito de distintos animales. Una imagen vale más que mil palabras, al realizador no le hacen falta argumentos contra este tipo de celebraciones, las imágenes se explican por si solas. Rolland no somete al espectador a un discurso en contra de estas fiestas, ni siquiera especifica el nombre o el lugar donde se celebran. Simplemente nos muestra de la forma más objetiva posible lo que allí sucede; como los niños son involucrados y educados en estas fiestas, la presencia de la iglesia, la aprobación de las autoridades públicas y la crueldad contra los animales. Es imposible comprender esas imágenes que contraponen la alegría y los bailes de un grupo de personas con la mirada y el sufrimiento de los animales.
Por momentos algunas de estas imágenes me recuerdan al largometraje documental de Fernando Ruiz Vergara Rocío. Ambas películas centran su punto de vista en esa masa de personas que repiten año tras año una tradición absurda, una marcha atrás en la historia hacía nuestros orígenes más irracionales. Imágenes que cuando se ven desde la distancia, es imposible comprender como alguien puede disfrutar en allí. La iglesia católica es la encargada de mantener todas estas tradiciones vivas, le interesa mantener la llama de estas fiestas porque es consciente que es la misma que mantiene su presencia en cada rincón de España. Estás tradiciones están dañadas, por eso se realizan esfuerzos para seguir adoctrinando a las nuevas generaciones en estos festejos. Desde pequeño se sumerge a los niños en estas fiestas donde su diversión se encuentra subordinada a la utilización de animales; atracciones de feria, entradas gratuitas para las corridas y su presencia en todas las fiestas que vemos en el documental es constante. Esta es la forma que utilizan para normalizar la crueldad contra los animales en las generaciones más pequeñas. Aquí radica la necesidad de este documental como forma de concienciar sobre lo absurdo y cruel de este tipo de festejos.