¿Qué se puede decir sobre Alfred Hitchcock que no se haya dicho ya? El británico es uno de los directores de cine más reconocibles a nivel internacional, poseedor de una valía cinematográfica que hace que sus películas sean gratificantes para un amante del séptimo arte a la vez que son un delicioso pasatiempo para el cinéfilo ocasional. Pocos artistas de su calibre han logrado contentar a todo tipo de público. Y comentamos esto en tiempo presente porque, lógicamente, el cine es inmortal. Hitchcock ya no estará entre nosotros, pero su legado fílmico se mantiene más vivo que nunca, generando día tras día multitud de textos sobre las peculiaridades de su obra.
Precisamente uno de los textos más relevantes sobre Alfred Hitchcock lo escribió otro director, François Truffaut. El cine según Hitchcock es el nombre del libro que recopila una serie de entrevistas que el francés, ya consolidado tras las cámaras, realizó al cineasta británico en los años 60. En ellas se descompone la obra cinematográfica del director inglés hasta la fecha, haciendo especial hincapié en los pequeños detalles que definían sus películas pero, sobre todo, en la perspectiva general de uno de los directores más alabados por el propio Truffaut.
Este libro llega ahora a la gran pantalla con el documental Hitchcock/Truffaut, que pretende servir como la plasmación audiovisual de los aspectos más reseñables del texto. El crítico cinematográfico Kent Jones es quien dirige tal empresa, asistido en el guión por su homólogo francés Serge Toubiana. Combinando extractos de las conversaciones entre Hitchcock y Truffaut con una importante cantidad de imágenes de archivo sobre la obra del primero, Jones también consulta a varios de los más reputados cineastas de los últimos años acerca de qué supone el cine de Hitchcock para ellos, tanto desde un plano personal como profesional.
Martin Scorsese, James Gray, Richard Linklater, Olivier Assayas, Wes Anderson o David Fincher son los nombres principales que desfilan por delante de la cámara de Jones para contar sus experiencias al visionar el cine del británico. Lógicamente esto constituye la parte más relevante del documental en tanto que es materia prima original y además ayuda a comprender un poco más la influencia que tuvo Hitchcock en varios de sus homólogos. Pero no es menos interesante contemplar los extractos visuales de las distendidas conversaciones que mantuvieron Hitchcock y Truffaut. Situados a ambos lados de una Helen Scott que actuaba como traductora, londinense y parisino parecían compenetrarse de una manera estupenda, fruto de la admiración que el cineasta de la Nouvelle vague sentía por un Hitchcock del que siempre se ha comentado que tenía un carácter muy peculiar.
En este sentido, es necesario comentar que Hitchcock/Truffaut actúa casi más como un homenaje al director inglés que como una pieza que pretenda constituirse como objeto de estudio. Sus escasos 80 minutos dan buena muestra de que Jones es perfectamente conocedor de que la obra de Hitchcock es inabarcable en un proyecto de este tipo, ya que ni siquiera Truffaut logró condesarla plenamente en las 400 páginas de El cine según Hitchcock. Hay que destacar, eso sí, lo bien estructurado que está el documental, ya que Jones sabe repartir el material disponible a lo largo del metraje para que en ningún momento la película decaiga.
Lo mejor de Hitchcock/Truffaut no es la capacidad que posee para desentrañar el cine del maestro, para lo cual sirve mucho mejor el mencionado libro, sino su utilidad para incitar al espectador a seguir explorando en la obra del director británico. Es difícil terminar de ver el documental sin sentir la tentación de revisionar cintas como Vértigo, Encadenados o Psicosis, por no hablar de varias de las películas que para algunos (como un servidor) puedan haber pasado más desapercibidas por pertenecer a una época primeriza de su filmografía y que tienen una especial relevancia en el texto de Truffaut —bastante mayor que en la cinta de Jones—. Por tanto, es aconsejable ver este documental, pero aún más recomendable es leer el libro y ni que decir tiene que lo realmente imprescindible es visionar al menos las películas más reconocibles de un individuo al que no se le daba mal esto de crear cine.