Joe Swanberg parece preocupado, y así lo atestigua su anterior film, Drinking Buddies, en las crisis de pareja. A priori nada nuevo bajo el sol pero, sin embargo hay que tomar una cierta distancia para notar que hay algo diferente en el enfoque de dichas crisis. Para empezar está la edad de sus protagonistas, treintañeros que se alejan del tópico de la crisis de los 40 para ofrecernos no a los típicos modelos masculinos con síndrome de Peter Pan, infieles y perdidos sino a toda una generación que precisamente no consigue salir ni a tiros de la adolescencia y por ende siguen con los mismos vicios que dicha edad supone.
Digging For Fire parte de un misterio criminal de baja intensidad, casi a la manera del Woody Allen de Misterioso Asesinato en Manhattan, para narrarnos una historia de confusión, de búsqueda de identidad personal un tanto clásica en desarrollo y en clichés pero que fluye de manera notable esencialmente por la combinación de enfoque juguetón y reflexión profunda (sin caer en pedanterías) que trufa todo el metraje.
Uno de los aspectos más interesantes es como se huye intencionalmente de la unidireccionalidad en la crisis. No se trata pues del marido inseguro buscando refugio en amigotes y flirteando con otras chicas. Aunque lo anterior existe y se hace presente se opta por un montaje paralelo donde hay una observación de la vivencia de la parte femenina de la pareja. Y no, no se trata de la mujer desesperada por la inmadurez de su pareja y segura en sus propósitos. En este caso asistimos también a los problemas emocionales de la mujer. Sus inseguridades, sus reflexiones y vivencias en solitario.
Puede que el film peque de tópico al mostrar al hombre lleno de testosterona intentando poner pose de gallito frente a la mujer más reflexiva, cierto. Pero sin embargo hay algo que se siente como auténtico en ambas partes de la pareja, algo que en resumidas cuentas se trata de la equivalencia de inquietudes mostradas desde puntos de vista diferentes, más relacionados con el carácter de cada uno que con su género.
En este sentido Swanberg se emparenta más directamente con el Röhmer de los cuentos morales, mostrando al hombre como cazador de deseos finalmente íntegro y fiel, no tanto a su mujer como a sus a sus propios valores y sentimientos, y la mujer como alguien aparente minusvalorada, como ese apéndice masculino pero que se revela como entidad propia, capaz de ir más allá que el hombre y asumir sus actos con naturalidad.
En el fondo Digging For Fire podría ser acusada (como en cierto modo lo era Rohmer) de un cierto conservadurismo. Nada más lejos de la realidad, Swanberg no trata de juzgar, ni de posicionarse con la veracidad o autenticidad de ciertos valores sino que trata sencillamente de ser un mero retratista de una generación, de sus hábitos e inseguridades, de su necesidad de escapar de ellos mismos para finalmente encontrarse. No en vano desde el título hasta la continua necesidad del protagonista de cavar en busca de un cadáver no son más que metáforas evidentes del propósito último del film: no sirve de nada desenterrar el pasado porque nada de ello es recuperable. Sólo la asunción del momento, de los sentimientos y del fuego que existe en el presente, lo demás ya se extinguió y tan siquiera quedan brasas que justifiquen el esfuerzo.