Lejos de querer encasillar el cine francés en cuanto a sus géneros se trata, es inevitable considerar que el país galo es experto en dar rienda suelta a la comedia romántica desde una visión diferente dada su estética e interpretaciones. Son innumerables los títulos que, por desgracia y por causas evidentes, pasan desapercibidos a medida que el tiempo pasa para aquellos que no sean fieles seguidores de este tipo de cine (francés), por lo que solamente podríamos nombrar las típicas cintas por su nombre, sin pena ni gloria.
En el caso que nos ocupa, No es mi tipo es un filme que, ya simplemente por el título, cumple todos los requisitos para entrar en esta categoría de archivos olvidados. Sin embargo, el director belga Lucas Belvaux tiene una sensibilidad especial y radical, haciendo un esfuerzo, a la hora de situarse como realizador, el cual comenzó su andadura cinematográfica con la trilogía Après la vie. Hay que tener en cuenta además que la labor en todos sus trabajos no se limita a dirigir, sino que es el encargado del guion, por lo que esta relación queda unificada en una sola persona cuyo control es casi autónomo. Para su último proyecto se nutre de la novela del escritor Philippe Vilain del mismo nombre, Pas son genre en francés, un libro que le recomendó una conocida y que quiso llevar, inmediatamente, a la gran pantalla.
No es mi tipo narra la típica y coloquial historia de chico conoce a chica pero entre ambos no existen intereses comunes. Lo que viene siendo una necesidad carnal a priori que se alarga evitando caer en la decepción. El chico es Clément, interpretado por Loïc Corbery, miembro asiduo de la prestigiosa Comédie Française, un profesor de filosofía amante de las artes, cultureta, cuyas aspiraciones sentimentales no trascienden más allá de querer pasar un rato agradable e íntimo con alguien. Parisino hasta la médula es trasladado durante un año a Arras, ciudad provincial al norte de la región, donde conocerá a la peluquera Jennifer, madre soltera que lucha día a día por sacar adelante su pequeño núcleo familiar, la cual ansía encontrar al hombre de su vida. Para que os hagáis una idea, él lee a Kant, ella las revistas del corazón. El personaje femenino corre a cargo de una creíble y excelente Émilie Dequenne, la cual fue ganadora del Premio como Mejor Actriz en el Festival de Cannes en 1999 por la película Rosetta y del Certain Regard en 2012 por Our Children.
Ciertamente, el elenco es lo imprescindible en la cinta, pues sus personajes principales son los que salvan con creces la película así como el final que da lugar a diferentes interpretaciones no cayendo en lo previsible, en una trama que rodeará a los dos personajes únicamente, los cuales se irán conociendo y queriéndose, cada uno a su manera, pese a las diferencias culturales y sociales que les separan.
Con No es mi tipo Belvaux quiere mostrar los distintos puntos de vista en una relación, cuestionando hasta qué punto se puede cambiar a una persona a través de un juego donde los sentimientos e intereses chocan ante el inconformismo de los protagonistas, una actitud hostil que traspasará la pantalla y convertirá la cinta, en ciertos momentos, en algo pesado y lento, donde se repiten escenas y se llegue a precisar de la necesidad de que pase algo significativo. No obstante es reflejo de las relaciones que o terminan lo antes posible o pueden llegar a originarse las llamadas relaciones tóxicas.