Dos hermanos no tienen éxito al intentar robar una casa. Kenny, el más fuerte y seguro de sí mismo, se queda atrás y es capturado por la policía, por lo que deberá pasar una temporada en prisión. Tras una elipsis temporal, con Kenny ya puesto en libertad, descubrimos que las cosas no permanecen como antes; su antigua novia Sylvie está saliendo con su hermano Dave, congeniando tan bien entre ambos hasta el punto de que parecen querer dejar atrás toda esa vida de delincuencia que tanto les había caracterizado para así formar una verdadera familia.
The Ardennes es el primer largometraje del belga Robin Pront, que hasta ahora sólo había trabajado en el seno de los cortometrajes. Una cinta que pronto se definirá como uno de esos thrillers que juegan con la tensión del espectador, ya que éste conocerá más datos que los propios personajes de la película. Merced a esta situación, cada vez que los dos hermanos coinciden en pantalla se respira un ambiente curioso, en el que sabemos que algo nada bueno va a pasar. El cineasta, a través de una narración cargada de un elevado suspense, logra mantener el interés hasta el final. Y lo lleva a cabo tras convertir a su obra en un film bastante ágil, digerible por un gran espectro de público sin que esto signifique una merma de sus cualidades cinematográficas.
Sin embargo, hay que preguntarse cómo Pront consigue tal cosa. Y la respuesta es que lo logra al sacrificar la posibilidad de ofrecer una trama verdaderamente sólida y con todos sus remiendos bien cosidos. En efecto, The Ardennes muestra no pocos defectos en el guión, en especial el de un desenlace tan fácil como chapucero, donde el deseo y la búsqueda por resultar sorprendente acaba llevando tal acción a los límites del ridículo. No se trata de agujeros enormes que cercenen cualquier tipo de credibilidad, pero sí los suficientes como para generar algunas incoherencias que impiden considerar el trabajo de Pront como notable en este aspecto.
Lo cierto, empero, es que la construcción de los personajes está muy bien realizada. Pront sólo usa el tópico para dar el pistoletazo de salida a la trama: muy arquetípico eso de que la novia del hermano se líe con el otro hermano cuando aquel entra en la cárcel y al salir nadie se atreva a contárselo, plan de viaje ya quemado hasta el infinito. A partir de ese momento, tanto Kenny como Dave cobran una personalidad cada vez más difícil de diseccionar, lo cual contribuye a la falta de previsibilidad en sus reacciones y, en consecuencia, a lograr el mencionado espíritu de intriga. A esto se añade la entrada en escena de secundarios que en este caso sí poseen caracteres más definidos, pero con un toque que les hace ser importantes para el devenir argumental.
Así, The Ardennes no deja de ser una obra interesante de ver, pese a la dejadez de su director en varias cuestiones importantes que terminan por aniquilar cualquier atisbo de solidez en la trama. Pero el estilo de Robin Pront es muy atractivo desde el punto de vista audiovisual, ya que la combinación de una atronadora BSO con personajes gañanes y unos escenarios oscurísimos tanto en el plano urbano como en esos fabulosos bosques de las Ardenas aportan a la película un envoltorio sumamente atractivo a la hora de invitarnos a disfrutar de ella. Esperemos que los futuros trabajos de este joven cineasta (29 años) complementen esta conseguida puesta en escena con un guión más trabajado y que permita mantener esa atmósfera de tensión incluso una vez llegan los créditos finales.