Budd Boetticher es conocido en el mundo del cine por haber dirigido algunos estupendos westerns de serie B, que rodó con su actor fetiche Randolph Scott. A su manera, fue estructurando una especial estética en las escenas de tiroteos.
Paradójicamente, su obra maestra no tuvo como protagonistas a los cowboys sino a otros personajes que también usaban sombrero y pistolas: los gángsters de los años locos. La Ley del hampa no solo es de lo mejor de la obra de Boetticher sino una de las cúspides de toda la corriente del famoso cine negro americano, aunque el tiempo no le haya reconocido su valía.
Se trata de una cinta magistral, que resalta la tenaz personalidad de un gángster, que asciende de categoría en el mundo del crimen organizado a través de su inteligencia, astucia y fiereza para eliminar a sus rivales.
La película narra la historia de un personaje de la vida real: Jack Diamond, más conocido como «piernas» por su habilidad para el baile. Se trata de un bandido muy temido en los Estados Unidos de la década de los veinte.
La película se centra en contar cómo un vulgar pero muy ambicioso delincuente, realiza una serie de maniobras para convertirse en uno de los capos más misteriosos que haya conocido el mundo del hampa. Diamond, desde un inicio, se muestra como una persona que sabe «usar la cabeza» para alcanzar sus objetivos, uno de ellos ser el guardaespaldas de un importante jefe mafioso, a quien reconoce ser el hombre más fuerte del crimen organizado, pero con ciertas debilidades que él las aprovechará para conocer su modus operandi y tomar el control de sus actividades. Una libreta con información de cargas de licor y de cobro de deudas será su sustento para enriquecerse. Asomarán otros cabecillas de los bajos mundos que tratarán de impedírselo, pero se encargará en persona de convencerlos a punta de bala o amenazas.
«Piernas» es un tipo de alma fría y de comportamiento calculador, utiliza a todas las personas que lo rodean para alcanzar sus fines y luego las desechará sin el menor reparo. Tanto así que ni su esposa ni su hermano podrán despertar en él algún sentimiento de sensibilidad. Gusta de humillar a sus rivales mafiosos pero siempre enfocado a un fin específico, a uno de ellos lo hizo arrodillar para que rogara por su vida para que sus súbditos lo miren y lo desprecien.
Boetticher logra, con eficacia, incorporar en esta película ese aire de enigma que encubrió a Diamond en su vida real, un hombre misterioso que parecía hecho de acero y que ninguna bala era capaz de matarlo. Este elemento oscuro fue abordado con cierta prudencia en la corriente narrativa del filme, para no desmerecerla de su contexto, pero sí resaltado lo suficiente para delatar una especie de angustia que reflejaría ciertas contradicciones internas en el mundo gangsteril.
Otro acierto del director, fue que supo usar magistralmente tanto escenas de extrema violencia como sencillos diálogos para mostrar de manera implacable el accionar espeluznante y desalmado de Diamond, quien a veces aparecía siendo un impulsivo pistolero sanguinario y en otras ocasiones era el estratega reflexivo y calculador, y que derivaba en decisiones que incluían, por ejemplo, dejar solo a su propio hermano para que sea asesinado por sus rivales y así no sea el obstáculo para seguir con sus planes futuros.
La ley del hampa está realizada con un gran ritmo y su puesta en escena es fabulosa. La fotografía en blanco y negro es muy buena y tiene un encuadre perfecto para resaltar la figura de Diamond. La ambientación de la película es genuina, el mundo de la década de 1920 está ahí reflejada con nitidez: los coches, los clubes nocturnos, los edificios, las metralletas, las reuniones mafiosas, las bailarinas, la vestimenta, etc. todo está acorde a la época, y todo se acopla para un atrayente diseño estilístico del filme.
Esta poderosa cinta, si bien mantiene un paralelismo de historias de amor y de violencia del personaje principal, no se inclina en ningún momento a cuestiones pasionales para no desviar la atención que quiso reflejar sobre las escorias existentes en los bajos mundos, y que tuvo en «piernas» a uno de sus principales modelos.
Hay un extraño mensaje expuesto en el filme sobre la fragilidad de Diamond: permaneció vivo mientras tuvo gente que le quería, pese a que él nunca quiso a nadie.
La pasión está también en el cine.