«Since you never gave a damn in the first place maybe it’s time you had the tables turned
‘Cause in the interest of all involved I got the problem solved and the verdict is guilty»
Spit It Out — Slipknot
Antonio Trashorras ya nos había “deleitado” con una pieza de género llamada El callejón. Una película como mínimo discutible de la que, sin embargo, se podía rescatar el evidente amor (y conocimiento) por el género del que hacía gala su director, así como la toma de algunas decisiones arriesgadas que, sin acabar de cuajar (incluso bordeando lo risible) representaban una apuesta decidida por renovar o como mínimo sorprender en un género tan anquilosado como el terror.
Estamos hablando pues de las referencialidades, de usar unos códigos y transportarlos a una visión personal. Trastocándolos, subvirtiéndolos para crear un producto reconocible y al mismo tiempo diferente. Con su nueva película, Anabel, Trashorras parece ofrecernos lo mismo, o al menos el catálogo de intenciones parece que va en esta línea; la realidad, no obstante, es otra muy diferente, porque en realidad lo que ofrece Anabel es literalmente el timo del tocomocho, un desvergonzado vender gato por liebre genérico que reduce a este infra-producto a la categoría de casi cine.
Una cosa es tener una idea para un corto o mediometraje y grabarlo en plan experimento doméstico y otra muy diferente es estirarlo cual chicle remasticado y eso es exactamente lo que pasa con Anabel. El concepto del ‹home invasion› mezclado con un cierto subtexto crítico al respecto de la crisis, sus víctimas y sus parásitos, podría funcionar en cuanto a la actualidad del asunto pero la cuestión aquí (dejando de lado la infamia del casting excepto por Fernando Villén) no es esa. No es el qué, sino el cómo y su imposible justificación.
Trashorras decide convertir a Anabel en un largo y como la idea no daba para tanto decide crear un monstruo de Frankenstein referencial donde todo parece ser expuesto en pantalla no solo de forma amateur, sino en un sinsentido de referencias cinéfilas mal digeridas y vomitadas posteriormente sin otra intención, si es que la hay, de despliegue narcisista al respecto del dominio genérico. Desde El club de la lucha, pasando por Lynch hasta el momento Meshes in the Afternoon de Maya Deren (por no hablar de la herejía de filmar a Ana de Armas como la Falconetti en La pasión de Juana de Arco) todo es un refrito de ideas e imágenes intentando crear lo que su pésimo guión y filmación artrítica no consiguen: articular una trama mínimamente interesante.
Y es que Anabel finalmente no merece ser calificada como una mala película, ni tan siquiera como una horrible. Básicamente porque llamar cine a este simulacro de rodaje con Cinexin barato sería casi una ofensa a los inventores y tantos otros directores esforzados en dignificar al celuloide. Sí, probablemente Anabel podría definirse como un insulto, un escupitajo en la cara del espectador, una burla que encima pretende adoptar formas ‹arty› e ir de inteligente presuponiendo que su potencial público la alabará por su potencia referencial y su gravedad impostada. En definitiva, un producto con el que Trashorras no pretende empatizar sino más bien mirar por encima del hombro a los pobres mortales que lo contemplamos. Un ejercicio insano de egolatría que merecería ir al vertedero de la memoria para no salir jamás. La infamia hecha celuloide. Una sinvergonzonería.
Yo no lo podría habe dicho mejor, una auténtica basura sin sentido, ni los morritos de la De Armas pueden generar el más mínimo interés por esta «película», no da ni para un corto
lo has clavado, una tomadura de pelo de principio a fin
Es muy fácil utilizar restos de sangre y de semen para captar la atención y hacer que el espectador se sienta intrigado, y después no explicar qué sentido tenían dichos restos. Una decepción y una falta de respeto al género.
Vaya con el arte. Creamos cualquier cosa y le colgamos la etiqueta de «arte». Vergüenza me daría a mi gastar ni un céntimo en esta cosa tan aburrida y sin argumento.
Podría decir que es la peor » películilla» que he visto, y eso que me tragué todas las de Scary movie.
Trashorras…se te fue…
Señores/as artistas….no cualquier cosa vale….
Bajas de una vez de vuestro pedestal y permaneced entre nosotros/as, las personas simples.
No sé, me he quedado sin palabras…
Lo único que se me ocurre para entender lo que sucede Más que nada intentar buscar algo de sentido en el sin sentido. O bien como decís en su soledad la chica se busca compañeros imaginarios. O es que están muertas. Es decir.. Que enferman mueren y el una vez terminado el trabajo se va.
La pista yo creo que está en la mano y en la peli de miedo que ve la otra chica.
Pero… Vamos!!! Una hipótesis.
Vaya truñada de película, hacía tiempo que no veía algo con tan poco sentido. Que manera de perder el tiempo, he esperado, esperado y esperado a que en algún momento tuviera algún sentido, pero imposible. Vaya bodrio
Menuda porquería de película, no tiene ningún sentido, es que no merece la pena ni comentarlo, no busques explicación por qué no la hay…
Luego se quejan que la gente no va al cine
( no me extraña) es para denunciar por estafa
Recuerdo que en la inmortal obra de Cervantes, Don Quijote manifestaba al Bachiller Sanson Carrasco que el escritor que había pergeñado su historia fuera como aquel pintor, que preguntado sobre aquello que pintaba respondía : «lo que saliere» Algo así se podría de ir de este truño
Y es que hay pocas cosas peores que la mediocridad en el cine, pero una de ellas es la pedantería mediocre. Que no se pintar, pinto cuatro garabatos y y lo vendo como arte de vanguardia.Que no tengo ideas. Filmo Anabel ¿ filmo? y lo vendo como cine «indi» experimento sociológico…postmoderno intelectual…para mentes excepcionales como la mía. Los simples mortales incapaces de entender…esos..pues bueno bastante castigo tienen en su ignorancia..Esto y el hecho de poner en la coctelera a un Guillen que pocas veces estuvo más inexpresivo y a dos tías buenas que valen para caldear el ambientillo y pocs cosa más definen el pastiche final con insertos a color metidos con calzador del siete que significan lo que Trashorras¿ se escribe así? sabe: Nada. Excepto un esfuerzo fallido de demostrar su » superior talento» de cineasta de calderilla…¿ experimento?…¿ cine independiente, aconvencional? ¡una mierda! Falta de respeto a la inteligencia del espectador medio…o sea todos..Mereciera el susodicho y los sesudos críticos que hayan podido poner esto por las nubes, fueran condenados por sentencia firme a comparecer en público y explicar a la audiencia el argumento y el por qué de esta cosa… ( Algo que ni ellos mismos saben) aunque solo sea para reparar la ofensa que supone el tomarnos a todos por tontos.
Estoy de acuerdo con todos los comentarios, es mas, creo que se quedan cortos.
La falta de respeto al espectador debería hacer que se le negara volver a rodar a este sujeto.
Hola! Ayer vi la película y me quedé a cuadros. Un completo puzzle mal hecho de cientos de piezas de cine mal reinterpretadas. un insulto a los espectadores. Quizás esto es lo que busca para que la gente se interese por este aunténtico timo. No tiene sentido, no tiene final, intenta ir de cine intelectual y ni sabe interpretar lo que él mismo ha creado. No da miedo, ni crea tensión y aburre. La ves con la esperanza de que algo vaya a suceder pero no sucede nada. UNA AUTÉNTICA BASURA. Insulto al cine español.
Quizás «Anabel», debería verse como quien contempla alguna película y serie de David Lynch, o Stanley Kubrick (sin equiparar esta cinta a las obras del maestro Lynch, por supuesto); de manera que existe una historia en la mente del creador, en la que quizás no debas buscar demasiado la lógica. ¿O sí? Por ejemplo «Twin Peaks» aparenta bizarra y caótica, sin sentido muchas veces y debas tan sólo sentarte a contemplarla y experimentar fotografía, música y enigmas, algo que aquí falta en todas esas palabras.
«Twin Peaks» tiene una historia compleja, muy compleja, e increíblemente lógica si sabes descifrarla. En cambio «Anabel» tiene una historia superficial, llena de sensaciones que pretenden adornar con un poco de interés la historia y sin las cuales, sería más invisible aún.
Lo que hay sobre las sábanas es una ligera pista alegórica de una posible explicación. Una explicación a la desaparición de su compañera de piso y del «visitante», simplemente es una destrucción de ella por el «visitante» con cierto contenido que ya intuímos. Digamos radical. Digamos violentado.
Hay muchas maneras de devorar un alma.
Me horrorizo al haber tan sólo comparado cierto estilo de Lynch en este ensayo de sensaciones, porque, «Anabel», es simplemente un ensayo de sensaciones bajo la visión de la protagonista real que sufre digamos, una desconexión con la realidad. De nuevo: ¿o no?.
Al contrario de las opiniones, no la considero una mala cinta, tampoco buena. Simplemente es para pasar el tiempo. Es difícil hacer una película, es difícil crear una historia (lo sé muy, muy bien), y es difícil que todo cuadre. Quizás muchos no la harían mejor.
«Anabel» ofrece la sensualidad de sus protagonistas, ofrece la antítesis a causa del «visitante», ofrece la imaginación a veces perversa del que observa, y ofrece además, quizás, un relato de la soledad, y de la locura por la misma. Quizás hasta la culpa.
Después de leer esto me siento un poco mejor. Paré la película por la mitad porque la premisa principal no tenía sentido, dos chavalillas jóvenes metiendo en casa a un tío mayor como ese que ni siquiera paga la renta. Nada tenía sentido y por eso la paré. Luego la terminé de ver y me di cuenta que era una película muy mala.