Sesión doble: Así empezó Hollywood (1976) / The Rest is Silence (2007)

Los inicios del cine, ese gran momento que nos ha llevado a lo que conocemos hoy en día. Por ello dedicamos la sesión doble esta semana para esas películas que recuerdan los inicios del cine, el metacine total. Las elegidas son Así empezó Hollywood, que dirigió Peter Bogdanovich en 1976 y The Rest is Silence, film rumano de Nae Caranfil que dirigió en 2007. Es momento de reinventar los inicios.

 

Así empezó Hollywood (Peter Bogdanovich)

asi empezo hollywood

De todos los «autores industriales» que surgieron a finales de los 60 y principio de los 70 en aquella generación que fue conocida como la generación que salvó a Hollywood (o la generación del sexo, drogas y rock and roll), El cineasta Peter Bogdanovich fue el primero en conseguir cierto prestigio. También fue el primero en perderlo, hasta cierto olvido actual que resulta imperdonable.

Tras un inicio rompedor, con obras de la talla de El héroe anda suelto (Target, 1968) o La última película (The Last Picture Show, 1971), el director detenía en 1976 su mirada a los primeros años del cine en la irregular pero muy interesante Así empezó Hollywood (Nickelodeon).

Echando la vista atrás y teniendo en cuenta que Bogdanovich fue crítico antes de director, especializado en bucear en el Hollywood clásico, y más aún viendo una constante en sus primeras cintas donde hay cierto homenaje al cine que tocaba a su fin en aquella época a la par que se refleja una lucha entre lo nuevo y lo viejo (el contexto de La Última película, la figura de Boris Karloff en El héroe anda suelto o su documental homaneja a John Ford en Dirigido por John Ford de 1971), es coherente y lógico que se enfrentará a un proyecto de la embergadura de Así empezó Hollywood en su traducción al español.

La cinta no nos sitúa exactamente en los orígenes del cine o también llamado cine primitivo, si no más adelante, en aquella guerra por las patentes y el cine independiente. En aquella huida por parte de tipos de la altura de Charles Chaplin o D.W. Griffith del Este hacía el Oeste, que más tarde fundarían lo que acabó siendo un monstruo que destrozó sus ideas iniciales de cine independiente, más popularmente conocido como Hollywood.

De hecho la idea inicial es tanto parodiar como homenajear al tipo de cine que hacía el propio Chaplin, Buster Keaton o tantos otros cómicos de los años 10 y 20. No lo consigue, la verdad, su humor agota y en ocasiones, naufraga. No obstante le sale una película muy resultona. Ambiciosa, fallida y reivindicable. Que cosas, ¿eh?

Y es que captura fielmente el ambiente de esa época, cuando unos cuantos colgados se dieron cuenta que eso del cine era tanto un negocio como un arte, contradiciendo a los propios inventores del cinematógrafo, los hermanos Lumiere, que nunca pensaron que su descubrimiento fuera más allá de unas exhibiciones en ferias.

Es el nacimiento de Hollywood, de las estrellas, de los directores, de las herramientas cinematográficas, donde cada paso es un paso hacía lo desconocido. Es apasionante. Y ahí sí que su director captura el momento y alcanza la gloria. Pena que todo vaya de más a menos, que mientras más observamos la película más se agota el recurso de la sorpresa, que el humor no está muy conseguido y que todo peque de cierto caos narrativo donde es más interesante disfrutar de las escenas por separado que del conjunto.

Pero como decía, y a pesar de los pesares, Así empezó Hollywood acaba resultando una obra a reivindicar, con sus aciertos y sus fallos, pero ante todo, con una mirada tierna de un cinéfilo enamorado del cine. En resumen, una carta de amor al séptimo arte. Y ahí si que se gana el cielo la película.

Escrito por Pablo García Márquez

 

The Rest is Silence (Nae Caranfil)

The Rest is Silence

Hubo un tiempo en el que el cine era considerado como algo que casi nadie lo tomaba en serio e incluso un cierto grupo de gente (grandes actores de teatro, principalmente) lo repudiaba. A principios del Siglo XX, en los albores de la Primera Guerra Mundial, hacer cine era una tarea para la que, en palabras de uno de los protagonistas de la obra, no se requería estar dotado sólo de talento. También era necesario saber cómo moverse entre los círculos de interés (dinero, fama, ambición) que se despiertan alrededor de la película.

The Rest is Silence, cuyo título shakesperiano sacado de la inmortal Hamlet se debe a la importancia que esta obra tiene a lo largo de toda la película, es una especie de homenaje a la figura del director, tan desconsiderado a veces en el proceso de realización de una obra cinematográfica. El cineasta Nae Caranfil (que contó con el mayor presupuesto de la historia en una producción rumana) sitúa como protagonista a Grigori Ursache, un cineasta cuya timidez va de la mano de su poco carisma, por lo que debe pedir dinero al excéntrico millonario León Negrescu para llevar a cabo una ambiciosa película sobre la lucha por la independencia rumana contra los turcos.

Inspirada por el desarrollo de la película La Guerra de la Independencia que en 1912 dirigió Aristide Demetriade, la obra narra cómo la mayoría de la gente considera tanto a los actores como, por supuesto, al productor, verdaderos artífices de la película, relegando al director a un segundo plano. Queda simbolizado a la perfección en la dificultad que muestra el Rey para entender cuál es el trabajo de un director. “Es algo entre secretario y jefe de protocolo”, le llegan a decir.

Caranfil narra con maestría esa lucha de egos entre todos los implicados en el rodaje, desde el productor que quiere quedar bien con ciertas personas poderosas y les cede un papel en el desarrollo de la cinta hasta los intérpretes que desean un primer plano para mostrar sus virtudes. Ursache se queda entre medias aguantando los balazos desde uno y otro lado, rodando la película como buenamente puede. Llama la atención la amplia variedad de recursos cinematográficos que The Rest is Silence pone en práctica, desde tiras de cómic para evitar una elipsis brusca hasta cambios de luz magistrales a cargo del director de fotografía Marius Panduru, muestra de lo bien cuidada que está la realización de esta obra y que enlaza directamente con el mensaje de amor al cine implícito a lo largo de sus fotogramas.

La recta final de la película no hace sino dignificar aún más el excelente trabajo de Caranfil, con un desenlace para cada uno de sus personajes tan notable argumentalmente como inevitable desde el punto de vista realista. The Rest is Silence se convierte no sólo en un muy buen análisis de lo que conocemos como metacine, sino que es capaz de contextualizar una época y entorno muy singulares de tal forma que lo que se narra bien pudiera acontecer hoy en día. Caranfil sabe darle al espectador una buena dosis de personajes muy bien construidos y una trama repleta de acontecimientos, pero sobre todo esta cinta va dirigida, cual Ocho y medio, a la figura del director y la finísima línea que en él separa el fracaso y el éxito, así como la fama y el práctico anonimato. Un verdadero (y gozoso) homenaje para cualquier cineasta.

Escrito por Álvaro Casanova

 

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