Érase una vez que se eran tres reinos vecinos que ansiaban, cada uno, el mayor bien que no poseían. El primero de ellos anhelaba el legado del vientre materno que nunca llegaba. El segundo tenía una princesa que buscaba a su príncipe azul. En el tercero habitaba un lujurioso rey que amaba a todas las mujeres jóvenes y hermosas, y en su reino sólo cabían ellas. Es en este punto donde llega Matteo Garrone, cambia las reglas y nos narra su particular Tale of tales, una fábula grotesca, absurda, explosiva y maravillosa.
Garrone presenta toda una paleta de pintorescos personajes en fábulas dignas de cualquier cuento de niños, y además nos suenan, las hemos leído, visto o escuchado en algún lado, pero Garrone los eleva, adaptando el lenguaje de historietas a un mundo más cruel y despiadado. La película se encuentra plagada de simbolismos y referencias a los cuentos clásicos, pero se aleja de ellos, deformándolos y convirtiéndolos en sus monstruos, donde la línea entre el supuesto bien y el supuesto mal está tan difuminada que prácticamente se ha diluido. No se molesta en vestir de gala sus historias, las presenta feas y desagradables, pero con una enorme atracción. Los escenarios los construye falsos, estéticamente pobres, y aunque eso moleste, es un punto añadido más a ese “feísmo Garroniano” que ha pretendido, y es en su tosco montaje donde más se podrá apreciar.
Garrone además no hila, no da puntada dentro de su historia de historias, no busca conexión alguna entre sus personajes más allá de que comparten tiempo y lugar, pero no línea argumental. Sus tres cuentos bien podrían sacarse del todo y conformar una historia por separado, pero eso ¿qué más dará? Su misión es provocar a través de sus personajes, llegar al público de la forma más brutal y absurda que se le pueda ocurrir y, hasta cierto punto, podría decirse que busca ridiculizar o criticar ese género fantástico de cuentos de hada donde todos son felices y comen perdices. No necesita buscar esa estructura en la que sostenerse y conjugar sus historias. Se vale además de un lenguaje gráfico donde los diálogos prácticamente desaparecen y dan lugar a interpretaciones físicas de las imágenes, a las que acompaña con la deliciosa partitura de Alexandre Desplat.
La eterna juventud y la belleza, la búsqueda del hombre perfecto y el anhelo de ser madre, encuentran en Tale of tales sus tres pilares fundamentales. Curiosamente, sus temáticas se centran en los personajes femeninos, lo que demuestra que son siempre éstos los que salen peor parados en los cuentos que desde niños aprendemos. Garrone intenta huir de esa imagen sistemática convirtiendo a la mujer en el epicentro de su mensaje. Sus historias se construyen en torno a esos pilares, que a su vez encuentran en sus personajes la mejor manera de explotarse, y los hace sufrir hasta la extenuación. Tale of tales nos deja así imágenes para el recuerdo: “El festín de la reina” o “La princesa (des)prometida”; una fábula de fábulas que hará las delicias del pequeño sádico que todos llevamos dentro.