En muchas ocasiones, y en lo que a cine se refiere, el aforismo ‹Lo breve, si breve dos veces bueno› se cumple a la perfección. Siempre he pensado que una de las cualidades de cualquier narrador debe ser el sincretismo, la capacidad de síntesis, el saber contar una historia sin enrollarse, sabiendo ir directo al grano.
Esto sucede con el corto El Regreso (Le retour, 2013), en el cuál el guionista y director Yohann Kouam narra con un eficacia una historia de aceptación y tolerancia, sin necesidad de llegar a las dos horas, sino en tan sólo veinte minutos. Y no es tanto por la trama, que se puede explicar rápidamente, sino por lo que el espectador debe leer entre líneas, por aquello que se no sugiere y no aparece explícitamente. Por lo tanto, ante los acontecimientos que se van sucediendo, el espectador debe mantener una actitud atenta y activa para así descubrir la historia oculta que se desarrolla paralelamente a la que observamos: el descubrimiento por parte de Willy, un joven que de origen camerunés que vive en la periferia de Paris, de la condición sexual de su hermano Theo, algo que se niega a aceptar ya que entre los miembros de su banda de amigos existe tolerancia cero con los homosexuales; todos ellos esgrimen además un evidente machismo y narcisismo en sus maneras y expresiones, en su actitud rapera, por lo que para Willy el descubrimiento le avergüenza y le produce un insoportable presión, presión a la que da escape insultando y golpeando a un compañero de instituto que exhibe sin pudor su condición de gay y su naturaleza femenina.
Yohann Kouam, nacido en Lille en 1982 de padres cameruneses, es el mayor de una familia de tres niños, por lo que el tema de la tolerancia hacia la homosexualidad siempre le ha preocupado: ‹La homosexualidad es el tema más tabú en las afueras, se oculta, se evita. Una vez, estaba caminando con un amigo negro en París vimos dos negros besándose delante de una caja. Mi amigo se sorprendió y comentó que ‘No puede existir entre nosotros’. Esto es algo a lo que somos particularmente hostiles y me pareció más interesante de abordar este tema en ese ambiente›. Por eso, para conseguir una mayor verosimilitud y autenticidad, Koraum, guionista y realizador de dos cortos más —Les Dimanches de Léa (2010) y Fragments de vies (2007)— utiliza a un equipo de actores desconocidos (Gael Yann), aunque la mayoría son actores no profesionales y por elección, en su mayoría de ascendencia árabe o africana.
Aparte de la evidente capacidad por parte de Koraum de sugerir más que mostrar, la historia está contada con gran sobriedad y elegancia, aspectos que se traducen en un gran corto de sobrecogedora belleza y que además invita a la reflexión.