Listas y más listas. Y encima somos los últimos. ¿Tiene sentido? Igual para los lectores no, pero para uno mismo sí; hay que saciar la sed de notoriedad y egocentrismo. No importa que nadie nos lea −¿alguien nos sigue realmente aparte de amigos y nosotros mismos?−, eso es lo de menos. De todas maneras, ironías a parte, una lista puede servir para redescubrir algunas películas que hayan pasado más desapercibida, cosa que tiene cabida y coherencia en una web que precisamente se llama Cine Maldito. Pero sobre todo, sirve para conocer a la persona que confecciona la lista, sus fobias, manías y puntos débiles. Y es una manera de comunicarse, de conocerse a uno mismo. Allá voy.
2014 es un año que he visto muy poco cine. Cada vez más soy asiduo a festivales y pases de prensa, pero asisto menos al circuito comercial de toda la vida. y eso se va a notar en mi lista. A parte, como reflejo de ir a certámenes por allí y por allá, crear una lista del año se antoja un poco raro; casi todas las cintas llegarán al cine «de toda la vida» el próximo curso, por lo que ahora mismo tengo varias cintas en el top del 2013 que podrían incluirse en este año.
Estoy más ubicado en el cine que se hace en Europa y la conclusión que podemos sacar es la de una búsqueda o pérdida de la identidad. Una cinematografía dispar que refleja una crisis monumental, un pozo sin fondo al que vamos de culo y cuesta abajo. También de una mirada femenina que comienza a dar que hablar, esperemos que para algo más que artículos insustanciales sobre la mujer en el cine que de vez en cuando aparece en los grandes medios y que no dicen nada realmente. Ahí va mi lista:
10 − Brides (Tinatin Kajrishvili)
Llevo un tiempo avisando, pero las formas y el fondo del cine georgiano tiene pinta de tomar el relevo de ese cine rumano que acaparaba premios por doquier hace unos años. ¿Por qué sucede esto? No tengo la respuesta, y aunque rehuyo de etiquetarlo como el nuevo cine georgiano, sí hay un filón por descubrir. Brides es una pequeña muestra, de cómo contar una historia de sentimientos huyendo del sentimentalismo, con herramientas heredadas del cine rumano o el cine social menos maniqueo que a su vez podría remontarse al neorrealismo italiano. Seguimos a una mujer joven desde el momento en que se casa en prisión con su novio para acceder a visitarlo esporádicamente, pasando por la soledad y la frustración que debe esconder bajo la piel, hasta un desenlace traumático. Hay poco espacio para juzgar a los personajes, todos descritos con ternura. Una cinta maravillosa, pequeña joyita, prueba de que las ideas por muy gastadas que estén pueden volver a reciclarse bajo formas y miradas.
9 − Welcome To New York (Abel Ferrara)
Los ojos sin vida de Gérard Depardieu recuerdan a los de un tiburón. No hay pasión en ellos. La desdicha de su personaje es desear fugazmente la mezcla de sexo y poder, y al alcanzarlo, quedar vacío, insatisfecho consigo mismo. Nunca saciado, jamás completado. Esa es la visión del poder del director neoyorkino, en unas relaciones humanas puramente comerciales y de negocio. Incómodo y lúcido retrato.
8 − Nueva vida en Nueva York (Cédric Klapisch)
La tercera parte de la trilogía del galo Klapisch termina por recoger y cerrar, de momento, las tramas abiertas en la primera y en la segunda, por mucho que en cierta manera destruye la segunda cinta. Todo acaba por ser una trama circular, y volvemos a encontrarnos con viejos y nuevos personajes que pueblan el relato. Sigue manteniéndose fresca y hace un lienzo interesante y divertido de las relaciones humanas. Los problemas no han hecho más que aparcarse y agrandarse. Nueva vida en Nueva York es una debilidad especial, esa cinta simpática que me tiene ganado antes incluso de los créditos iniciales. Pero no sería sincero conmigo mismo si no la pusiera en la dichosa lista esta.
7 − Las altas presiones (Ángel Santos)
Si bien muchos medios han hecho mención al buen año del cine español, lo cierto es que ha sido el de medios pequeñitos y sobre todo el documental quien me ha dejado aplaudiendo con las orejas. Sí, el consabido «otro cine español». Las altas presiones funciona más que como un retrato generacional, que también, como un estado mental muy concreto por el que buena parte de la gente que empieza a considerarse adulta atraviesa en su vida. Sencilla, poblada de miradas que lo insinúan todo, uno queda tocado con esta cinta. Bravo.
6 − Blind Dates (Levan Koguashvili)
Otra cinta georgiana. Una de las mejores propuestas que un servidor ha podido catar. Un tono magistral entre el patetismo, la ternura y un humor seco que le sienta de maravilla al relato. Como de una nimiedad y partiendo de una historia concreta se va pasando por diversas historias que de alguna manera rocambolesca están unidas a ese protagonista que no da pie con bola en su vida sentimental. Una serie de personajes que van apareciendo y dejando huella para retornar a aparecer. Lo dicho, hay algo que se mueve en el cine georgiano.
5 − Maidan (Sergei Loznitsa)
Un documental al que se ha juzgado y condenado dependiendo de la posición ideológica antes incluso de disfrutarla. Un retorno a los orígenes del cine, donde la marea humana entra y sale de plano contando infinidad de historias. Donde a pesar del punto de vista del director, que se percibe, deja libre a las interpretaciones posteriores. Un final repleto de violencia y fuego, y la fascinación del propio espectador por la destrucción. Mucho más que un simple documental sobre los sucesos de Kiev; una auténtica clase magistral sobre el punto de vista.
4 − Ciutat Morta (Xavier Artigas, Xapo Ortega)
Desde las entrañas de la indignación y la solidaridad por las víctimas nos llega Ciutat Morta, donde sus creadores nos presentan un documental cercano al periodismo de investigación sobre uno de los chistes sucesos judiciales más lamentables y que sirve para exponer esa otra cara de la Barcelona «cool» y turística, tocando un sin fin de palos conectados en un poder capaz de hacer cualquier cosa por mantenerse, dispuesto a quitarse el disfraz de democracia para aplicar la dosis de terror necesaria. Imprescindible.
3 − Güeros (Alonso Ruizpalacios)
Capturar el espíritu juvenil de una generación y retratar una ciudad no es fácil. En su primera incursión en el largo, el mejicano Alonso Ruizpalacios lo consigue de manera tan sencilla como eficaz. La cinta no es perfecta, algunas tramas están muy pobremente tratadas y hay multitud de pequeños peros que ponerle a la obra. Da igual, resulta brillante, sus aciertos se comen a sus fallos. Una especie de Road Movie por la capital de México que no se hace pesada, y que huele a espíritu juvenil por todas partes, que se palpa tan sincera como auténtica. Todo un logro.
2 − The Tribe (Miroslav Slaboshpitsky)
A mi me pilló por sorpresa. Nadie me había advertido. Ni sabía a donde me metía cuando fui a verla. Y es lo mejor que me pudo pasar. Su historia es simple y efectiva, pero son sus formas las que alcanzan el cielo. Todo se sustenta en esa pregunta anterior a la respuesta que son sus imágenes. Los vemos conversar, no entendemos sobre qué hasta que en la siguiente escena se observa la acción. Y engancha como la nicotina. Excesiva, y con un final algo tremendista, pero no incoherente.
1 − Three Windows and a Hanging (Isa Qosja)
Otra que me pilló desprevenido es la kosovar Tri dritare dhe nje varje (en lugares como Filmaffinity la encontrarán con la bandera albanesa. Ya saben, por aquello que medio planeta no reconoce a dicho país). Buff. Mi peli favorita del año. Su historia no sólo es interesante, sino que las maneras y formas de contarla me resultan magistrales; insinuando hasta límites insospechados, creando una mancha gris oscura en todos sus personajes, dejando buena parte de las posibles conclusiones a la imaginación del espectador, que a la vez debe rellenar todos los huecos de información que no se han explicado hasta la extenuación. Una película redonda, cojonuda, de esas que espero volver a ver este año. Deseando que llegue a España para poder disfrutarla de nuevo.
Excelentes crónicas.
Y q suerte tener pase de prensa.
Un saludo Post verano de guión , fenómeno