Documental Fritz Lang Interviewed by William Friedkin (1974):
– William Friedkin: ¿Podríamos decir que Metrópolis es marxista, según la visión actual?
– Fritz Lang: No lo sé, hace muchos años que no veo Metrópolis.
Ken Loach es un director de cine británico conocido, sobre todo, por impregnar a la mayor parte de su filmografía de un claro mensaje lleno de trasfondo social e ideológico de izquierdas. Como cineasta y cabeza pensante, ha realizado algunos trabajos en los que el resultado ha sido más redondo que en otros, pero en cualquier caso, y pese a que esto guste más o menos a cada uno, siempre se muestra comprometido con la desigualdad social y la clase trabajadora.
Hace 2 meses, Loach comentó sobre Podemos, el partido político liderado por Pablo Iglesias II (aunque Google nos lo ponga primero), «Todos seguimos con entusiasmo y expectación la aparición y el crecimiento de Podemos», y ahora se ve que, de la emoción, le ha hecho un biopic en su última cinta, la película Jimmy’s Hall. No, es broma. Estamos en los primeros años de la década de los 30, los protagonistas viven en un pequeño pueblo de Irlanda, han superado una guerra civil hace poco menos de 10 años y el Jimmy del título es alguien que existió y a quien abiertamente Ken rinde un sentido y alegre homenaje. Concretamente este film biográfico trata de James Gralton, un líder comunista de Irlanda, que se convirtió en ciudadano de los Estados Unidos después de emigrar en 1909, y que es famoso por ser el único irlandés que ha sido deportado de Irlanda (no se considera spoiler cuando es Historia).
Existen varios paralelismos entre lo que acontece en Jimmy’s Hall y el momento actual que vivimos, véase, por ejemplo, que tenemos a una clase trabajadora luchando contra los desahucios llevados a cabo por los terratenientes, una crisis mundial que ha convertido en víctimas a los que no fueron culpables, a los culpables disfrutando de un periodo de estanflación que les hace más ricos en comparación, y sobre todo, a personas cada vez más molestas intentando encontrar otras vías de mejorar para llevar una vida lo más digna posible. En resumidas cuentas, que dentro de poco igual vemos a Ada Colau repitiendo uno de los discursos que James pronuncia en la película y con la misma vigencia que en aquél entonces.
Ya tenemos un target potencial.
Más allá de esto, nos encontramos con el clásico realismo del realizador, aquí más benigno y algo edulcorado, debido precisamente a la aparición de unos adolescentes que quieren disfrutar de su juventud sin necesidad de hacer mal a nadie, pero… con la Iglesia se han topado. Y es que Jimmy, antes de tener que abandonar el país en 1909 para evitar su propia detención, había levantado un centro (hall) en el que, de forma altruista, algunos habitantes daban clases a los jóvenes del pueblo, a la par que organizaban bailes y cantaban. Una vez más, y tras la insistencia de los adolescentes mencionados al inicio de este párrafo, nuestro protagonista reabrirá el centro y las consecuencias no tardarán en llegar.
En el lado opuesto al que se encontraría James y sus compañeros y camaradas, tenemos a dos malos malísimos y a James Moriarty haciendo un pequeño papel como hombre razonable pero de escaso interés (como parece demostrarle su propio jefe superior). El primero, el padre Sheridan, es el dueño de las almas y las mentes del pueblo. Es inteligente y tiene don de palabra en una época en la que aún sus palabras eran consideradas como tales. El segundo, el terrateniente O’Keefe, cuya hija es una de las máximas fieles del hall de Jimmy. O’Keefe padre es un auténtico encanto; el don no lo tiene en la palabra, sino más bien en el látigo, también cosa de otro tiempo.
Jimmy ofende a ambos con su conducta, a uno por enseñar a pensar libremente a sus fieles y sin su consentimiento, y al otro por su ideología comunista que dice que la tierra ha de ser para el que la trabaja, ya que sin él no hay plusvalía. Más pronto que tarde empezarán las represalias, hasta llegar al momento ya bien conocido, pero entre medias disfrutaremos de un producto creado para hacer sentir bien, pese a lo que pueda parecer por su argumento. Lleno de humor inglés y con una madre de Jimmy que está en estado de gracia durante los últimos minutos de la cinta, y que en el fondo es la otra gran heroína de la película, y posiblemente también de la propia vida de Gralton, por lo que su influencia supuso en su camino.
Jimmy’s Hall es una cinta vitalista y bienintencionada que sobre todo quiere dar el mensaje de que intentemos ser felices, aunque no nos dejen, y que intenta no enfadar ni ofender a nadie con el retrato que hace de cada uno de los personajes, a pesar de lo cual, no dejará contentos a todos aquellos que piensen que si alguien dice ser comunista se le debería fusilar.
Pero no me gustaría acabar la crítica sin añadir un extracto de la letra de una canción, siguiendo con mi recomendación musical que inicié con Orígenes:
«Venimos a lamentarnos por el trabajo en cadena, por países más calientes, por países menos caros, por países más bonitos… El obrero se ha perdido, busca reconversión. El jefe ha cerrado todos los campos de algodón…» (Ma Petite Couturière, de Saez).