El estreno de Black Coal, que es una de las revelaciones de la temporada, parece seguir la senda de otras películas chinas que exploran el cine negro, como Un toque de violencia. Sin duda este largometraje dará visibilidad a Diao Yinan, una de las figuras más interesantes del cine del país asiático, un director que ya mostraba sus credenciales en su ssegundo trabajo, que ganó el Festival de Varsovia en 2007: Night Train.
Mucho más literaria y menos explícita que el thriller de 2014, en la película se pueden observar los mismos ritmos pausados y personajes complejos como estructura narrativa. De hecho es una película que habla sobre lo cotidiano, sobre la montonía de la rutina y la lucha del día, sobre la soledad y como afrontarla.
Porque es la soledad el gran tema de Yinan. La protagonista trata de escapar a la misma con los últimos recursos, frecuentando un salón de baile para solteros para tratar de huir de ella. La verdad es que, al igual que en Black Coal, Diao Yinan consigue transmitirnos una atmósfera de soledad y melancolía con un buen trabajo técnico: la iluminación, la fotografía y en especial, el paisaje. Consigue trapasar la soledad y hacer que el hábitat natural de los personajes parezca la tristeza. El hecho de encontrar belleza y buenos encuadres incluso en los lugares más sucios y lóbregos dice mucho del arte que guarda Yinan dentro, y además es un recurso muy válido, pues crea un aura que transmite muy bien el desasosiego de sus personajes.
También es verdad que los protagonistas van evolucionando por su cuenta. Yinan propone personas que están lejos de la perfección, incluso de ser un modelo de conducta. Son personajes con defectos, con taras, que se dejan arrastrar por vicios mundanos. Son como una expresión de que no es necesario no tener debilidades para evitar lo malo.
Para contraponer la soledad, también seguiremos a la protagonista en su vida laboral. Un interesante trabajo administrativo en el que tiene a su cargo a las presas condenadas a muerte por el sistema judicial servirá como base para realizar una sutil crítica al mismo. Veremos como a veces la burocracia puede ser aun peor que la cárcel. En cualquier caso, al igual que se hará en Black Coal con el departamento policíal, los servicios del Estado y la administración pública son retorcidos hasta el absurdo por el cineasta para mostrarnos su peor cara.
Al final la mujer conocerá a Qi Dao, que resulta ser el marido de una de las condenadas que tiene a su cargo. Yinan vuelve a mostrarnos el conflicto de las relaciones de pareja cuando uno de los miembros está comprometido, pero no puede (por circunstancias) tener al lado a su cónyuge. La complejidad de estas relaciones humanas es otro de los grandes temas, ya que pese a todo el intercambio que se inicia entre ambos hace que ambos tengan un conflicto ético: uno por casado y la otra por estar aprovechándose en cierto modo de su poder para mejorar una vida personal mediocre.
Es para fijarse también el hecho en el que se exageran y se hacen una constante hipérbole algunas situaciones, como casi todas las que tienen lugar dentro de la sala de baile, creando la ilusión de que algunas cosas que se idealizan en nuestra mente o vemos de una forma pueden ser algo completamente estúpido o ridículo.
En cualquier caso, ya se intuye el gusto de Diao Yinan por los ambientes tristes, los personajes confusos y solitarios y la interactuación entre las personas, especialmente en materia amorosa. Desde luego, ya se ven mimbres de que el cineasta oriental sabe lo que quiere contar. Eso, sin duda, es una gran ventaja siempre.