De vez en cuando, los amantes del cine tenemos la oportunidad de degustar una película que ofrece algo fresco e innovador. Muchas veces, esa originalidad es algo prefabricado por campañas de marketing y realmente el filme puede no esconder tal virtud, exhibiendo únicamente un cierto halo de singularidad en sus pretensiones y no en su fondo. Pero por fortuna, la obra cinematográfica que aquí nos ocupa es uno de esos trabajos que suelen recibir tantos halagos desmesurados como estopa de la buena por parte del público, cosa que se debe indudablemente a su propuesta tan atractiva de realizar algo diferente visual y argumentalmente.
Ari Folman ya nos dejó a muchos petrificados con su estremecedor documento Vals con Bashir sobre las matanzas de Sabra y Chatila, una obra a medio camino entre el drama y el documental. Con El congreso, Folman cambia totalmente de rumbo y afronta un trabajo puramente de ficción, en un registro «sci-fi» que combina la imagen real con la animación y contando con diversos rostros muy conocidos del cine. Robin Wright es la protagonista de una película que en su primera parte casi se podría considerar como autobiográfica, ya que el personaje utiliza su propio nombre y se tratan varios aspectos de su carrera en ciertas escenas. Pero pronto el escenario cambia y ya no asistimos sólo a la representación del declive interpretativo de una actriz, sino a toda una atmósfera distópica sobre el oficio actoral.
Como ya hemos comentado, la principal división de la película se da hacia la mitad de la misma, cuando se pasa de la imagen real a la animación. Cualquiera que vea la película se dará cuenta de que esto no es meramente un recurso visual, sino que está íntimamente ligado con la evolución argumental. Es complicado adaptarse a este cambio de panorama en ambos sentidos, quizá más aún en lo que se refiere a la trama, ya que hay muchas cosas que no se explican y habrá que ir adivinándolas (para los más despistados, hay un diálogo al final de la película que aclara muchas cosas), pero en realidad es de esos filmes en los que merece más la pena sentarse y disfrutar de ellos que comerse la cabeza, porque pesa más la magnífica atmósfera que retrata Folman que ciertos devaneos argumentales que al final están un poco de más (lo que es de índole familiar, principalmente).
También hay que aclarar que si bien la película se plantea en su base como una especie de crítica a la depredadora industria cinematográfica, el giro de guión que se produce a la mitad de la obra cambia en parte dicha premisa y ofrece un descarnador retrato sobre el ser humano en general, la búsqueda de la felicidad en el marco de la evolución tecnológica, todo ello bajo un espectacular manto visual animado que incluye también ciertos guiños a personajes de dentro y fuera de la industria. Es evidente la maestría y la elegancia que atesora Folman en cada plano durante esta segunda parte, con un dibujo muy parecido al que ya vimos en la mencionada Vals con Bashir.
Imposible, eso sí, llegar a una conclusión general sobre lo que supone esta película sin entrar en un terreno esencialmente subjetivo. Algunos no podrán con la concatenación de escenas aparentemente inconexas que discurren durante la segunda hora de película; otros, en cambio, verán en El congreso una obra magna, que resulta espléndida en su conjunto. Servidor se decanta más hacia lo segundo, reconociendo también los altibajos que padece el filme en su recta final y valorando que es una de esas películas que con el paso del tiempo puede ganar bastante. En cualquier caso, imprescindible visionarla con la mente muy abierta.
FOLMAN no sólo sorprende sino crea con sus películas unas novedosas expresiones para el cine, en el ya avanzado camino de este arte que se encuentra por el año 26 de su segundo centenario, retomándolo como una poderosa herramienta de comunicación y transformación socio política. Recupera así, notablemente, el rol que desde sus inicios ha acompañado a lo cinematográfico: manifestar lo deseable. lo posible, lo futurible desde la pantalla abriéndola como ventana que nos invita a mirar y admirar el porvenir mostrado ya como una indiscutible realidad con la cual debemos contar como importante insumo para vivir el mundo del futuro.Ese mundo imaginario que no ha entrado aún en los calendarios de las decisiones pero ya nos reclama como sus necesarios prospectores anticipándolo en medio de una cultura enajenante que hace que la realidad exista cada vez para menos personas y que impulsa a muchas de ellas a huir de sus circunstncias abrazando las drogas, los videojuegos y la evasión vital. Queremos compartir a través de ese sitio en la red nuestras visiones del cine ocupado en lo que nunca ha sido, todavía no es pero el cine lo proyecta como parte de un mundo más felizmente humano y pleno. Atentamente, CARLOS ALFREDO TRIANA OTÁLORA, Docente Taller de Apreciación Cinematográfica Cine Continuo, Universidad Piloto de Colombia
FOLMAN no sólo sorprende sino crea con sus películas unas novedosas expresiones para el cine, en el ya avanzado camino de este arte que se encuentra por el año 26 de su segundo centenario, retomándolo como una poderosa herramienta de comunicación y transformación socio política. Recupera así, notablemente, el rol que desde sus inicios ha acompañado a lo cinematográfico: manifestar lo deseable. lo posible, lo futurible desde la pantalla abriéndola como ventana que nos invita a mirar y admirar el porvenir mostrado ya como una indiscutible realidad con la cual debemos contar como importante insumo para vivir el mundo del futuro.Ese mundo imaginario que no ha entrado aún en los calendarios de las decisiones pero ya nos reclama como sus necesarios prospectores anticipándolo en medio de una cultura enajenante que hace que la realidad exista cada vez para menos personas y que impulsa a muchas de ellas a huir de sus circunstncias abrazando las drogas, los videojuegos y la evasión vital. Queremos compartir a través de ese sitio en la red nuestras visiones del cine ocupado en lo que nunca ha sido, todavía no es pero que el cine proyecta como parte de un mundo más felizmente humano y pleno. Atentamente, CARLOS ALFREDO TRIANA OTÁLORA, Docente Taller de Apreciación Cinematográfica Cine Continuo, Universidad Piloto de Colombia
Una película prometedora en donde sus dos actos marcan unos cambios gigantes, por una parte, tenemos esta crítica al cine en donde se busca retener a una persona para que dure por una eternidad y por otro la misma libertad y a que costo vemos este tipo de situaciones, podemos notar como varios de estos comentarios son acertados desde la futurología, en donde este tipo de situaciones se presentan en la actualidad, podemos hasta hablar de que fue un acto de predicción por parte de la película en donde nos acerca a una realidad muy próxima, pues estas situaciones ya las encontramos en nuestra actualidad. Podemos hablar hasta un cine de anticipación en donde muchas de estas ideas buscan quizás la manera más extrema de predecir el futuro, pero que es muy cercana a la realidad en donde tal vez no estamos sumergidos dentro de un mundo animado, pero si un mundo digital, donde la cercanía es contemplada desde la lejanía de una pantalla.
Hablamos de este tipo de cine de anticipación como un medio para exponer posibles sucesos próximos a suceder de una manera suelta, sin embargo, con las bases suficientes como para que pueda suceder, habla de los diversos caminos a explorar y hasta a donde podríamos llegar.