El amor está basado en la locura, en la espontaneidad de un momento inspirado… el amor es una máquina de escribir. El incesante traqueteo de las oxidadas teclas inspira hasta al más despistado. Atrae a la confianza y deja volar la imaginación, qué contar que no sepa quien haya usado una alguna vez… ¿queda alguien ahí?
Eso se debería preguntar Ella, si todavía queda alguien que, más allá de utilizar una bonita máquina de escribir, quién es aquel que lee las cartas que envía amigos invisibles.
El amor también es una especie de problema estomacal que da hambre, la quita o consigue que crezcan una especie de absurdas mariposas que revolotean sin control. Entre locuras y estupideces, aquí están las bases del perfecto cuento que nos propone The Extraordinary Tale, una película que con su color y dialéctica física, el propio Jean-Pierre Jeunet disfrutaría si dudar. 1212 son las cartas estipuladas para encontrar el amor, el que sienten dos personas, tan peculiares como impulsivas, desconocedoras de lo que es el mundo y con una idea muy clara de lo que significa la vida.
Con un aire de película muda impostada, llena de palabras que surgen más del papel que de sus bocas, Ella y Él viven todas las fases de una relación en pocos minutos, sin salir de una pequeña y coqueta casa que Ella puede llamar hogar, y los acogen como pequeños pasos que dar para avanzar como gigantes. Desde el cortejo hasta unas primeras vacaciones donde volver a empezar, de un modo precipitado pasan por los altos y bajos que una pareja vive a lo largo de toda una vida, todo rodeado de una falsa inocencia, pues no son niños y no necesitan comportarse como tal.
Con total naturalidad asumen cada nuevo estado, dando lugar a frases memorables como la de «mira lo que había en mi barriga», cuando inesperadamente (tanto como el avance de su embarazo express) nace el Pequeño, un dolor irremediable que parte a dos para la llegada del tercero.
Aquí ser mamá no es un estado ideal, no asume la felicidad absoluta que siempre se intenta plasmar, más bien dignifica la problemática de una nueva boca que sólo pide y nunca hace lo que se espera de él. Un hijo no implica disfrutar del doble de felicidad absoluta, es más bien ese gran monstruo que absorbe vidas ajenas.
Nuestro pilar es una mujer con una pronta diagnosis de anhedonia en su vida, en una deliciosa historia a la que se van añadiendo elementos del todo desconocidos para alguien que ha crecido en soledad, con la sola presencia de una madre pronto ausente, pero que tiene una sonrisa preparada para todo lo bueno y malo que está por venir, sin la necesidad de saber qué hay al otro lado de las paredes que le rodean. Siempre que haya una máquina de escribir cerca, todo irá bien.
The Extraordinary Tale es una comedia que va más allá del negro absorbiendo todos los colores que en ella se presencian, una rica obra en la que la magia tiene muchos toques de realidad, para deformar los sapos y las princesas en proletarios dementes y egoístas miradas al ombligo, con un toque de chispitas brillantes y preciosismo especular, eliminando lo superfluo que queda cubierto con un toque de inspiración. Es encantadora sin que la necesidad de complacer en ningún momento, y consigue conectar con facilidad, sorprendiéndonos con su fresca ironía que lleva la teatralidad al extremo. Ella y Él son la pareja perfecta si disfrutan de su compañía pase lo que pase. Ahí queda eso.
Jean-Pierre Jeunet no sólo no disfrutaría, sino que se tiraría de los pelos ante esta pretenciosa imitación de su estilo carente de imaginación que enseguida se estanca por falta de ideas.