Uno de los grandes males que arrastra la sociedad de hoy en día es el anti-islamismo que se generó a partir de los atentados del 11-S. Desde entonces, el odio entre las sociedades cristianas y musulmanas creció hasta el punto de que ha llegado a ser prácticamente insostenible en ciertos sitios. Uno de los reductos donde la barrera entre ambas etnias/culturas/religiones/estilos de vida es el que existe en Berlín, donde hay una importante comunidad turca musulmana.
Hacia allí centra su mirada el director Cüneyt Kaya con Ummah – Entre amigos, una película cuyo protagonista es Daniel, un tipo que trabaja para el servicio secreto de la policía y que recientemente ha fracasado en una operación que pretendía detener a una banda de skin-heads. Tras esto, sus jefes le “invitan” a pasarse una temporada en un piso franco de la barriada árabe. Daniel no es un hombre que muestre claros prejuicios, pero evidentemente le costará adaptarse a su nuevo barrio y a sus nuevas amistades.
Con Ummah – Entre amigos estamos ante el cada vez más frecuente tipo de película que pretende destruir los estereotipos que se tienen respecto a una determinada comunidad. Al menos esta vez, como indicamos, el protagonista no es el típico cargado de prejuicios que encuentra una nueva forma de vida alejada de los cánones occidentales. Simplemente es un hombre que cae sin quererlo en un barrio árabe-musulmán y debe entablar contacto con la gente del lugar. Pero sí es cierto que más o menos sigue el típico guión de este estilo de cine.
Lo que marca la diferencia en esta obra concreta para no asemejarse demasiado a sus congéneres es que los diálogos son bastante más interesantes, los personajes a priori resultan más creíbles y, en general, la película desprende muchísima naturalidad. De hecho, se nota bastante poco que es cine de ficción, cualquiera apostaríamos porque esa situación se pudiera dar en la vida realidad. Las tiendas del barrio parecen de verdad tiendas de barrio y no El Corte Inglés en miniatura, como otras veces las hemos visto representadas.
A consecuencia de ese espíritu de mantener lo real por encima de cualquier consideración dramática, Ummah peca bastante de liviana, de no apostar por meter una marcha más pasado el ecuador de la película para romper definitivamente el argumento. En cierto modo, es traicionada por su propia idea, ya que se llega a tal punto que si no fuera por los medios utilizados incluso podríamos pensar que estamos ante una pieza de no ficción. Quitando inicio y final de la película más tres o cuatro escenas por el medio, el resto está filmado de manera muy similar cambiando únicamente la posición de la cámara, los personajes y/o el escenario.
La trama, por otra parte, termina funcionando pese a su conservadurismo y nos da 107 minutos de más que aceptable cine independiente. Aquí los secundarios se echan la mitad de la película a la espalda, porque resulta bastante fácil conectar con ellos a pesar de que alguno no acaba de evolucionar como debería (por aquí la película pierde algo de credibilidad, no es normal que unos sean muy buenos y otros muy malos), más incluso que con el protagonista, encarnado por un Frederick Lau que no está mal (incluyendo una escena de bastante esfuerzo interpretativo por su parte para evitar caer en lo exagerado), pero cuyo papel carece de carisma. Otro aspecto más en el que la intención por construir una película creíble acaba devorando el carácter dramático que se le presupone al cine.
Pese a sus trabas, y teniendo en cuenta el presupuesto con el que está filmada, Ummah – Entre amigos es una buena opción para cualquiera que quiera echar un ojo a los nuevos talentos que pueden venir del cine germano entre los que, por qué no, puede estar este Cüneyt Kaya. De momento, ha conseguido una película cercana, entretenida y con muy buenas intenciones. Cosa que no es moco de pavo, aunque a veces seamos tan exigentes como para pasarlo por alto.
