Post Tenebras Lux, el cuarto largometraje del director mexicano Carlos Reygadas, que recibió el premio al mejor director en Cannes por esta película, es un film alegórico e inquietante capaz de emocionar, incitar a la reflexión o exasperar. Ciertamente, Post Tenebras Lux radicaliza la senda estética abierta por Luz Silenciosa (2007) pudiendo considerarse, como han señalado algunos críticos, una suerte de cara B oscura y experimental de su tercer largo. Fuese o no concebida de esta manera, la relación entre ambas películas comienza desde su título. «Post Tenebras Lux» es un antiguo lema calvinista, un ‹motto› clásico de la Reforma Protestante extraído del libro de Job, que significa: «Después de las tinieblas, espero la luz». El film Luz silenciosa, por su parte, nos muestra la vida de una comunidad menonita en Cuauhtémoc, Chihuahua, por lo que tanto sus títulos como el juego entre la luz y las sombras, que escenifican sus protagonistas en el terreno moral y que es plasmado magistralmente por el director de fotografía de ambas películas Alexis Zabe, nos puede llevar a pensar que la contigüidad entre las dos obras no es sólo de carácter temporal.
En cualquier caso, Post Tenebras Lux no debería considerarse una película subsidiaria, ya que posee sus propios hallazgos formales e inquietudes temáticas particulares. Sobre estos hallazgos e inquietudes se ha pronunciado el propio Reygadas en varias entrevistas, destacando la ayuda del director mexicano Amat Escalante (Heli, 2013) para lograr la difuminación en los contornos que caracterizan los exteriores de Post Tenebras Lux. Según Reygadas, Escalante es un experto en lentes y cámaras al que compara con Kubrick en el aspecto de la innovación técnica. El efecto que Reygadas quería lograr en el espectador era la concentración de éste sobre el centro del cuadro. El director mexicano hace especial hincapié en el momento en que la cámara se posa sobre los perros, ya que pretende que nos fijemos en sus detalles, en lugar de conceptualizar a los animales como hacemos normalmente, señalando que este tipo de mirada sobre el animal sólo se da en los niños menores de cinco años o en los adultos bajo los efectos de las drogas.
Esta cuestión no es en absoluto baladí si tenemos en cuenta la interpretación del film que hace Reygadas. Para él la tensión y la angustia que emana la película se debe a que los hijos de la pareja protagonista, en realidad los hijos del propio Reygadas Rut y Eleazar, que son los únicos que parecen vivir en armonía junto con los animales y la naturaleza, llegarán a experimentar la misma insatisfacción y desasosiego que los adultos que les rodean cuando crezcan. Este trasfondo se hace evidente con el monólogo de Juan, el padre, en su lecho de muerte, cuando relata a Natalia, su mujer, las sensaciones de su niñez y aquella inocencia ligada al mero existir, aquella que le permitía ilusionarse y amar cuanto le rodeaba y que sólo logrará recobrar al sentir cerca la muerte.
La estructura circular que podemos apreciar en el relato de Juan, su particular retorno, también puede verse en el film. Post Tenebras Lux se abre con la escena de Rut correteando entre perros, vacas y caballos al anochecer, en el claro de un bosque en el que quedan los postes de un antiguo campo de rugby. La última escena también tiene lugar en un campo de rugby, que esta vez ocupan un grupo de niños que hablan inglés con acento británico y que juegan un partido amistoso, en un momento dado uno de ellos dice al equipo: «they are made of individuals, but we have the team», un mensaje que recalcaría la intención de Reygadas de contraponer el mundo infantil y el de la conciencia adulta. En la misma línea sitúa Reygadas las dos apariciones del diablo, extraídas de un sueño que tuvo el director a los seis o siete años. Reygadas considera que a esa edad los niños empiezan a plantearse qué es el diablo, así como las nociones del bien y el mal. Pese a que en la película el diablo tenga forma de chivo se comporta como un humano y porta una caja de herramientas y esto sería lo específicamente terrorífico, lo que enfrenta al niño con la idea de que el diablo puede ser su padre, su hermano o él mismo. En la película vemos como el diablo entra en la casa, que es precisamente la casa en la que nació y vivió Reygadas hasta los cinco años, y anda cuidadosamente para no despertar a nadie, un niño le sorprende pero el diablo le ignora y se introduce en la habitación de sus padres, lo que para el director mexicano, en sus propias palabras, significa que el terreno de la moral, del bien y del mal, es algo que concierne a los adultos, no a los niños.
Por último, no puede dejar de señalarse la lectura de lucha de clases que pide la película. Por un lado tenemos el retrato de una familia burguesa retirada en el campo, con un ‹pater familias›, Juan, culto y aparentemente satisfecho al que, sin embargo, frustra enormemente la inapetencia sexual de su mujer, descargando su agresividad con sus perros. La madre, Natalia, es una mujer consagrada al ámbito doméstico, bella y silente, que cuida de los niños y el hogar, consumiéndose en la apatía y el tedio. Como contrapunto tenemos el personaje de Siete, un ex drogadicto que ha perdido a su familia y que trabaja para Juan al que acabará disparando mortalmente cuando es sorprendido por éste intentando robarle. La alternativa de esta clase trabajadora, que vive en chabolas y sirve en casas de familias como la de Juan y Natalia, son las reuniones de un grupo de 12 pasos de inspiración católica a las que asiste el propio Juan para quitarse su adicción al porno en internet. Reygadas presenta este escenario con la crudeza que posee lo real, empleando a actores no profesionales capaces de quebrar cualquier momento emotivo, como el que protagonizan Natalia y Juan cantando It’s a Dream de Neil Young, con sus voces desafinadas.
En conclusión, Post Tenebras Lux es una película densa y de lectura abierta, cuya experimentación formal puede deleitar o aburrir. Se trata de un film alegórico que se vale de la luz y la fotografía como elemento narrativo, como vehículo de emociones y sensaciones. A su vez, también es un documento sobre la sociedad de Amatlán, Tepoztlán y una obra sobre la visión de Reygadas de la niñez, el despertar de la conciencia y el lugar que ocupa el ser humano en el mundo.