El amor como hecho casual y a primera vista ha sido explotado hasta la saciedad en el cine. De hecho, es uno de los principales vectores sobre los que se ha movido la industria de Hollywood durante toda su vida, más aún a raíz de aquel «star system», vender sueños y no tanto películas. Pero estas historias de amor repentino también se han repetido con bastante frecuencia también fuera de las fronteras estadounidenses. De hecho, la película que aquí traemos a colación, de título Inevitable, habla sobre algo similar: aquellos amoríos que no se sabe por qué suceden, pero que nadie puede impedir que tengan lugar.
Dirigida y en parte escrita por Jorge Algora, Inevitable comienza con un hombre y una mujer cruzándose en una calle de Santiago de Compostela en el contexto de la España franquista. Se miran, parece que se desean, pero una vez se sobrepasan cada uno continúa su camino. De repente, la acción se dirige a Buenos Aires, ya en la actualidad, donde un banquero y su esposa psicóloga no parecen atravesar su mejor momento como pareja. No en vano, él sufre la pérdida de uno de sus compañeros de trabajo más queridos, mientras que ella debe resolver el problema de una de sus pacientes más neuróticas.
Inevitable pretende realizar un lienzo del amor a partir de su propio nombre. Hay cosas que escapan a la racionalidad, aunque los propios protagonistas sepan en lo más profundo de su ser que están obrando mal, seguirán por ese camino porque nada les impide apartarse. Todo parece, por tanto, inevitable. Y con esa premisa se van encadenando diversas situaciones que pondrán a prueba el carácter de los protagonistas. Con el paso de los minutos descubrimos mejor el carácter de cada uno, muy distinto del que creíamos durante las primeras escenas. Ése es otro de los aspectos que analiza la obra de Jorge Algora: hay que ir más allá de lo que una persona aparenta físicamente, por muy bien que creamos conocerla al mirarla a los ojos, su cabeza y en su corazón contendrán muchísimas cosas que desconocemos, incluso aunque se dé el caso de que llevemos veinte años casados, como le sucede a la pareja banquero-psicóloga.
Como decimos, el amor es el tema central de una película cuyo mayor problema reside en dar bandazos de un lado para otro sin centrarse en un único tema. En primer lugar, la intriga que se pretende dar con ese flash-back del principio se desmorona muy rápido, ya que es fácil adivinar quién es él y quién es ella en el contexto actual. Tampoco es acertada la composición de algunos personajes secundarios que al fin y al cabo pintan poco, como la hija adolescente, con la que se intenta hacer una crítica a la banalidad e ignorancia juveniles, pero cuyo papel acaba siendo demasiado radical. Y finalmente, el mayor agujero negro es la conexión entre las diferentes historias. Hay que hacer un esfuerzo bastante grande para ser condescendientes y pensar que las vidas de esas personas se pueden unir así como así, pero aun satisfaciendo este requisito, la resolución final de todo el embrollo amoroso a varias bandas no es en absoluto gratificante.
Podemos encontrar algunas escenas de bastante interés que por sí mismas funcionan bastante bien. De hecho, la película esconde reflexiones muy acertadas sobre situaciones por las que todos hemos atravesado en algún momento de nuestra vida. El problema es que, como conjunto, Inevitable no termina de funcionar. Al final todo acaba siendo una mezcla irregular de personajes, historias y momentos que evolucionan de manera un tanto previsible y que acaban en una resolución de la historia poco creíble y bastante insatisfactoria.