Lo mejor del 2013 por… Pablo García Márquez

Big Bad Wolves

Lo más divertido de una lista con lo mejor del año es hacerla, porque poco más se puede sacar de ella como espectador y en cambio mucho como el realizador de la misma. En suma, las listas suelen servir para conocer a su creador, sus fobias, manías y debilidades. Eso debe quedar claro a la hora de seguir leyendo. Por lo demás, ha sido un año donde me he acercado poco a las salas de cine salvo en dos festivales (Sevilla y Sitges), de donde salen 9 de las 10 obras del top. Ahí es nada. Así que muchas de los nombres que se apuntan son de filmes que aún no se han estrenado comercialmente en nuestro país, y algunas de ellas ni se les espera por las salas (si se estrena In Bloom prometo acostarme con Natalie Portman). Sin embargo, en términos generales, ha sido un buen año en cuento a la cosecha.

Destaco entre otros al cine español, bajo mínimos en recaudación, pero con un llamado “otro cine” que no tiene cabida en el circuito comercial como Los chicos del puerto o El futuro y uno más comercial como Grand Piano o ¿Quién mató a Bambi?, que no han funcionado como deberían. Woody Allen hace su enésima obra que es agitada por media crítica como el resurgimiento del genial neoyorkino después de un supuesto paréntesis de obras menores, cosa que escucho de manera habitual desde hace 2o años. Sólo dios perdona divide a la sociedad como no pasaba desde la eterna guerra entre Nintendo y Sega de inicio de los noventa, Park Chan-wook desembarca en USA destrozando el tópico del cineasta extranjero que se echa a perder cuando pisa la tierra de las oportunidades, Gravity y Alfonso Cuarón se hacen por arte de magia comerciales como si eso fuera algo malo y un sin fin de pelis rarunas me ganan el corazón, destacando la israelita Big Bad Wolves (la mejor del año según Tarantino, para quien pueda interesarle), la cautivadora The Selfish Giant, la madurez del subgénero de cintas de metraje encontrado como Willow Creek o la locura de turno de Sion Sono en Why Don’t You Play in Hell?. Y luego está Frozen, de Disney, que Ruben, el jefe de la web, no me deja colgar en el top por dictadura pura y dura.

Aquí van las películas que más me han gustado del 2013:

 

10 — Blind detective (Johnnie To)

Soy muy fan de Johnnie To, pero tenía ciertas dudas sobre si meter alguna de sus cintas vistas el año pasado en el top. Sin embargo Blind Detective, con esa mezcla explosiva de géneros (comedia/thriller), me ha terminado por convencer. Lo cierto es que tras visionarla me dejó insatisfecho, pero en mi memoria la cinta ha ido ganando enteros hasta colarse en el top, incluso por delante de Drug War. Sí, es muy imperfecta y con ciertos momentos fallidos (esa resolución no está a la altura), pero el tono está tan bien conseguido en su vertiente tanto cómica, romántica o de thriller oscuro que sólo puedo caer rendida ante ella. La química entre los dos personajes principales es tan humana como cómica o romántica.

Tardaré tiempo en olvidar la escena de la morgue, donde recrean de la manera más hilarante posible un asesinato mientras en flashback observamos aterrados dicho acontecimiento. Lo dicho, Johnnie To jugando con el tono y los géneros.

 

9Cheatin’ (Bill Plympton)

Más marginado que maldito, Bill Plympton es uno de los cineastas (animación o no) más insobornables y fieles a su estilo que quedan en pie. Su última cinta, vista en Sitges, es mucho más que una obra sobre los celos, es un retrato conmovedor e hilarante sobre una relación descrita con inusitada ternura y mala leche a partes iguales. En esta ocasión el creador de joyas de la animación como Mutant Aliens se atreve con una cinta de estilo noir pasado por el filtro de su personal mirada. Una auténtica delicia, que sin necesidad de diálogo (algo típico del autor) te deja sin aliento al describir a unos personajes llenos de anhelos, sueños y derrotas. Maravillosa.

Como estarán las cosas, que a la salida de la proyección uno podía encontrarse a su director en un puestecillo improvisado vendiendo camisetas, DVD’s y demás parafernalia para sacarse un dinerito extra.

Cheatin'

 

8We are the best! (Lukas Moodysson)

Tras una última etapa poco acertada, Lukas Moodysson vuelve por la puerta grande con un trabajo tachado de menor por más de un medio. Rotundamente falso. El sueco regresa con algo más que una comedia sobre la creación de una banda de punk por parte de tres inadaptadas. De hecho, su mirada se detiene en ese inicio de la adolescencia donde los chicos, las amigas y la música lo significan todo en ese mundo. Es por tanto, una cinta más cercana a la maravillosa Fucking Amal que a Togheter, aunque con el humor de esta última.

Vitalista y con muy buenos toques de humor, el cineasta captura como si nada ese espíritu juvenil, algo que el cine lleva intentando conseguir con resultados más bien poco halagadores (con excepciones, claro, me viene a la cabeza otra cinta sueca, A Swedish love story, por ejemplo). Puede que las protagonistas no tengan ni puñetera idea de tocar, pero para nuestro deleite, su banda de punk no tiene nada que envidiarle a los grandes. Y encima, se lo pasan en grande cantando contra el deporte.

 

7 — Michael Kohlhaas (Arnaud des Pallières)

El ídolo de nuestra web, Mads Mikkelsen, matando gente en la Edad Media. Como debe ser. El acierto del cineasta francés Arnaud des Pallières tiene más que ver con las formas que con el fondo. La historia no pierde interés pero hasta cierto punto es sencilla. Sin embargo su ritmo pausado, saboreando cada plano, su tono seco y realista y su trabajo sobre los personajes es magistral, apoyado por un fotografía portentosa. Tan hipnótica como cautivadora, su director nos traslada una historia de venganzas y traiciones en la frontera francesa-navarra con algunos de los momentos más imprescindibles del año que acaba.

Atención a esa inmensa banda sonora llena de silencios, del rugir del viento chocando con las rocas, el constante sonido de los cascos de caballo, las miradas lujuriosas y mudas de los personajes (con esa reina, hasta yo me hago monárquico)… todo para contar una historia de venganza sin redención, gloria o placer. Venganza pura y dura. Uno de los eventos cinematográficos del año (siempre quise escribir esta frase tan de trailer), incomprensiblemente odiada por muchos, pero que yo recomiendo encarecidamente.

Póster de Michael Kohlhaas

 

6 — La gran belleza (Paolo Sorrentino)

Al director italiano Paolo Sorrentino lo tenía fichado desde Il Divo y lo cierto es que su última cinta ha vuelto conseguir una combinación perfecta de tonos y dualidad impresionante. Poco puedo decir de una cinta que ha entusiasmado a mis compañeros de web y han hablado de ella mejor de lo que pudiera hacerlo yo.

Déjense llevar y participen en la fiesta a la que nos invita su cineasta. Porque esto se hunde amigos y como el Titanic, pues ya que nos vamos a tomar todos por culo, mejor con música, aunque sea al ritmo de “mueve la colita”.

 

5 — Costa da morte (Lois Patiño)

La cinta del cineasta gallego Lois Patiño consigue el milagro, capturar la armoniosa relación entre la naturaleza y el ser humano y cómo este último se ha integrado en el paisaje sin molestar. Así, vamos viajando por la zona de Galicia que da título a la película observando unas estampas de la naturaleza, su entorno y las labores del hombre apoyadas en planos abiertos capturando a los habitantes del lugar como hormigas viviendo en simbiosis total con lo que le rodea.

También da para indagar en la relación entre leyenda e historia en un relato que por lo demás se sirve de largos planos que el espectador puede saborear con parsimonia. Desde luego estamos ante una de esas joyas que el cine gallego parece traernos todos los años y que forma parte de ese otro cine español, tan en boca últimamente, sin posibilidades comerciales pero al que se debe dar cuanto menos una oportunidad.

Costa da Morte

 

4 — La chica del 14 de Julio (Antonin Peretjatko)

La fille du 14 juillet en su título original es una de las propuestas más frescas y divertidas de la temporada, que nos narra las aventuras de tres chicos y dos chicas que deciden ir un fin de semana a la playa desde París. Llena de situaciones disparatadas y surrealistas, por momentos parece una cinta del mejor Hal Hartley.

De todas formas su vertiente festiva sólo es una cara de la moneda, pues también asistimos a una crítica mordaz y divertida sobre la crisis económica y a la eterna lucha de lo viejo y lo nuevo. Su cineasta logra sorprendernos y pillarnos desprevenidos en cada escena que se sucede y eso es digno de mención en un género, la comedia, tan machacada y despreciada por todos. ¡Y que viva la guillotina!

 

3 — Only Lovers Left Alive (Jim Jarmusch)

Si Woody Allen es como ese viejo amigo que vuelve todos los años a visitarnos por todo lo alto fiel a su cita anual, Jim Jarmusch en cambio tarda mucho más venir y encima nunca avisa de su llegada, hay que ir a buscarlo. En su último trabajo recupera la esencia del vampiro, del auténtico, lleno de oscuridad, sangre y decadencia por todas partes, pero a la vez de manera nunca vista. Si antes de Crepúsculo y compañía los vampiros eran seres lujuriosos, amorales y decadentes, aquí la decadencia la encarna el ser humano, ejemplificado en ese Detroit abandonado y derruido. Nuestros vampiros son testigos de esta decadencia y viven en un pasado esplendoroso, abrumados por la crisis espiritual que arrasa el mundo en la actualidad.

Nostálgica, triste y llena de romanticismo en su sentido más amplio, nuestros protagonistas languidecen entre penumbras, para finalmente, volver a ser lo que fueron en una noche oscura de Tánger. Uno de los trabajos más hipnóticos del año.

only lovers left alive

 

2 — Circles (Srdjan Koljevic)

Los personajes de las tres historias se ven perseguidos por un hecho del pasado que se niega a desaparecer, como los círculos que se forman al tirar una piedra al agua. Dura y emotiva pero evitando la sensiblería barata en todo momento, Circles pasa por ser una de las imprescindibles del año, apoyada en una dosificación de la información y un tratamiento tierno sobre los personajes que pueblan el relato.

Puede que no todas las historias tengan el mismo interés, pero a fuerza de mostrarnos unos personajes atormentados y perseguidos por sus pesadillas crea un relato humano y cándido. Me encantaría que se le diera una oportunidad, en serio.

 

1 — In Bloom (Nana Ekvtimishvili, Simon Groß)

Con una fuerza y una garra inaudita, la cámara se sumerge en la vida de esas dos niñas que deben abandonar una infancia acosada por el mundo de los adultos que lo destruye todo a su paso. In Bloom no es sólo una de las mejores cintas del año, también es la confirmación que cierta forma de entender el cine se abre paso desde Rumanía a Georgia, con un estilo que a todos recuerda el neorralismo italiano.

Sin embargo, sería un error centrarse exclusivamente en este detalle y no disfrutar de una obra que tiene mucho de autobiográfica y sabe crear escenas e imágenes para el recuerdo mientras retrata la desolación de una infancia truncada y marchita. Hay mucho dolor en la obra, por un pasado que no pudo ser. No obstante sus creadores también saben transmitir la felicidad y los anhelos de dos niñas que deben crecen demasiado rápido para escapar de la opresión que las rodea y al que todos sucumben.

Vamos, que es mi peli favorita del año que acabó y punto.

In Bloom

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *