Extraterrestre (Nacho Vigalondo)

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La ciencia ficción nunca ha sido uno de los géneros predilectos en el cine español. Quitando algún experimento aislado de Jesús Franco o la reciente Eva, en nuestro país siempre se ha preferido más lo palpable, lo real, en muchos casos lo obscenamente real (chistes de bar, se podrían llamar) en vez de reflejar lo que podría pasar en un momento dado si los elementos paranormales penetrasen en el día a día del ciudadano.

Uno de los personajes que más ha apostado por este género en España es el polifacético Nacho Vigalondo, anteriormente guionista de programas televisivos de tono humorístico (Vaya semanita, Agitación+IVA) y que tuvo un debut en el largometraje cinematográfico bien valorado por la crítica con Los cronocrímenes. En 2011, el cántabro se enfrentó a una reválida con el género a través de Extraterrestre, una cinta que intenta explorar lo que pasaría en Madrid tras una invasión alienígena.

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La acción nos sitúa en un piso cualquiera, donde Julio y Julia se despiertan tras una noche de embriaguez. Ya desde el principio notan que nada transcurre como debería, hasta que descubren que el motivo no es otro que la presencia de un platillo volante en el cielo de la capital. La ciudad ha sido desalojada casi por completo, por lo que deberán hacer frente al nuevo escenario junto a Ángel, su peculiar vecino, y Carlos, novio de Julia.

Así, Vigalondo pretende usar Extraterrestre como un telón de fondo en el que reflejar las conductas de sus personajes: tres hombres y una mujer que se comportan de una manera a cada cuál más extraña. Entre medias, se percibe un intento de humor negro que no llegará a calar en ningún momento. Poco a poco, surgen nuevas noticias en torno a la nave alienígena y el impacto de su presencia en las calles capitalinas.

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Sin embargo, lo que se plantea como un guión de sci-fi a la vieja usanza, deriva en la segunda mitad de película hacia un terreno muy alejado de cualquier similitud con el género. La amenaza alienígena da paso a líos románticos propios de una comedia empalagosa de Katherine Heigl. Vigalondo se olvida del contexto y se centra en la evolución de sus personajes, cosa loable si estos tuvieran algo que ofrecer, pero desgraciadamente éste no es el caso. Ninguno de los actores destaca ante lo liviano de sus respectivos papeles. Es cierto que provoca una ligera intriga el que desconozcamos el origen de todos ellos (muy interesante la duda que se provoca en torno a Ángel), algo que quedará resuelto en buena parte con el giro de guión final.

Aunque el contenido deje que desear por su escaso parecido con lo que pretendía llegar a ser, el envoltorio que utiliza Vigalondo es más que interesante. El director crea una atmósfera que, al menos hasta que el guión empieza a flojear, cumple con nota para lo que debe ser una ambientación digna de ciencia-ficción. La pálida fotografía, las calles desiertas, el retrato del líder de la resistencia… Todo está plasmado de manera notable y nos sumergiría de pleno en la acción de no ser porque estos aspectos quedan relevados a favor de unos diálogos insustanciales y una trama que se desvía hasta caer en los límites de lo convencional. Extraterrestre es un buen intento para que en la industria del cine nacional se apueste más por el sci-fi y quedará señalada como uno de los referentes del género en nuestro país, pero desgraciadamente esto se deberá a la escasísima cantidad de títulos y no a la discutible calidad de la obra dirigida por Vigalondo.

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