Una vez más y durante toda una semana, el Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón acogió el ciclo cinematográfico Peor… ¡Imposible!, la muestra coordinada por Chus Parrado que trata de homenajear principalmente al viejo cine de géneros de Europa a través de una serie de cintas que cruzan ampliamente la frontera de la serie z, pero siempre aportando una extravagancia y unas no intencionadas aspiraciones cómicas que llevan haciendo reír a los gijoneses durante ya 14 ediciones. Bajo el lema «El futuro ya está aquí: barbaridad, quimera y Apocalipsis» el certamen se centra en esta edición durante gran parte de la programación en la ciencia ficción, acompañado como cada año de presentaciones y mesas redondas que de forma paralela aportan un peso cultural de importancia.
Como mandan los cánones el primer día del certamen se reventaría el aforo, ocupándose todas las butacas del salón de proyecciones del Antiguo Instituto además de la pequeña sala situada justo encima para ampliar así el número de localidades. Tras una presentación conjunta de Chus Parrado y Lluis Nel Estrada se daría el pistoletazo de salida a las proyecciones con El planeta de los monstruos hambrientos del inefable Al Adamson, pieza clave de ese cine que cada año se exhibe en la muestra. A continuación le llegaría el turno de Frankenstein contra el monstruo del espacio, otra cinta que como la anterior sigue el rastro de la ciencia ficción más casposa y que se culminaría con The Twilight People, una versión más o menos libre de La isla del Doctor Moreau de H.G. Wells con Pam Grier en una breve pero estelar aparición. Las explosiones de carcajadas entre el aforo fueron la tónica habitual de la tarde, algo que se repetiría el siguiente día con la segunda jornada de exhibición: Godzilla, invasión extraterrestre (uno de esos ‹kaiju eiga› que no suelen faltar cada año), que aglutina prácticamente a todas las criaturas que aparecían en las ‹monster movies› japonesas de décadas atrás. Seguidamente, llegaría la primera italianada de esta edición, bajo la mano del cineasta que casi siempre aporta una película en cada edición de Peor… ¡Imposible!: el incombustible Bruno Mattei, el llamado “Ed Wood italiano”. Su Año 225 después del Holocausto iniciaría el sector del evento dedicado a la ciencia ficción post-apocalíptica. El mismo día en la proyección de noche, previa mesa redonda de Berto Peña y David M. Rivas sobre ese trato que hace el cine a los viejos mitos populares y antiguas leyendas junto a la influencia de la literatura, le tocaría el turno al film que posiblemente haya producido más carcajadas entre el respetable durante esta edición: Puma Man. El Hombre Puma, una copia barata realizada por Alberto de Martino sobre el mundo de los superhéroes en general y Superman en particular.
El Miércoles le tocaría el turno ya enteramente al post-apocalíptico italiano, con tres películas de directores de gran renombre entre el cine de género del país transalpino en ese momento rendidos a la moda de los futuros devastados por una catástrofe de proporciones épicas: 2019 Tras la Caída de Nueva York de Sergio Martino, 1990 Los Guerreros del Bronx de Enzo G. Castellari y Roma 2072, los nuevos gladiadores de Lucio Fulci serían las encargadas de protagonizar uno de los días más interesantes del certamen, donde se hicieron sendas presentaciones a cada film.
En cada jueves de Peor… ¡Imposible! la primera sesión siempre está dedicada al personaje mejicano Santo, enmascarado de plata. Este año no podía ser menos, y Santo contra los asesinos de otros mundos sería la encargada de inaugurar una serie de proyecciones que continuaría con Yor el cazador que vino del futuro de Antonio Margheriti (siguiendo la estela de los films exhibidos el día anterior) y una de las sesiones sorpresa de rigor que puntualmente a las 10 y media de la noche presentó Chus Parrado: Nazis at the center of the Earth, una disparatada comedia bizarra donde ya el título lo dice todo, cumplió el exigible sentido de la diversión de este tipo de películas mostradas ante un lleno hasta la bandera del aforo como vino siendo habitual en los días anteriores.
El viernes supuso un pequeña parada a la temática central de esta edición (recordemos, la ciencia ficción) para dedicarse enteramente a la relación entre la literatura popular europea con el cine de género continental: No Importa Morir, aportación bélica a cargo de Leon Klimovsky sería la antesala a una mesa redonda formada por Berto Peña y Vicente García Oliva para debatir sobre la novela popular asturiana. A continuación, una de las películas más esperadas del ciclo: Chinos y Minifaldas, un bizarro disparate que parodia sin ningún tipo de remordimiento el fenómeno “Bondiano” de su fecha de producción. La jornada concluiría con la presentación del libro Bolsilibro & Cinema Bis, una publicación en la que varios autores se encargarían de ofrecer un interesantísimo ensayo sobre esa relación entre cine y literatura que hacíamos mención antes, centrada siempre en Europa. Javier G. Romero (coordinador de la publicación presentada) y Pablo Herranz (asesor y autor de dos capítulos de la misma) serían los encargados de llevar a cabo dicha presentación, que finalizaría con la proyección de Comisario X, dirigida por Gianfranco Parolini y que supone una muestra de excepción a la temática abordada durante el día.
Ya entrado el fin de semana, la programación se ampliaría con sesiones matutinas. La del sábado sería la forma de homenajear el 40 aniversario del estreno de La Noche del Terror Ciego, de Amando de Ossorio. Javier G. Romero sería el encargado de hacer una interesantísima presentación antes de la proyección. La tarde estaría dedicada íntegramente a un maratón de ciencia ficción: Latitud Cero, de Inoshiro Honda, Batalla bajo la tierra de Montgomery Tully serían las primeras películas en exhibirse en una sesión de cine que comenzaría a las 4. A continuación, una pequeña charla de Pablo Herranz sería el preámbulo para la proyección Batalla más allá de las estrellas de Kinji Fukasaku, la película más esperada de la tarde. Como colofón final, una nueva sesión sorpresa: Alien Vs Ninja supondría la aportación asiática a las imprevisibles sesiones sin anunciar de este año.
Peor… ¡Imposible! contaba este año con un día más de proyecciones, ampliándose su programación hasta el domingo. Esta jornada se dedicaría exclusivamente a la vida y obra de dos asturianos cuya vida ha estado siempre ligada al cine de géneros hecho y rodado en nuestro país: Raúl Artigot, uno de los directores de fotografía mejor considerados de la historia del cine español (trabajando a las órdenes de Jesús Franco, Eloy de la Iglesia, Amando de Ossorio, entre otros) y Saturno Cerra (uno de los rostros más populares del cine popular durante décadas habiendo trabajado con Sergio Leone, Luis Buñuel o Vicente Aranda) serían los enteros protagonistas con su asistencia de una jornada que comenzaría por la mañana con la proyección de El Buque Maldito de Amando de Ossorio, donde Artigot firmó la dirección de fotografía. El propio cineasta presentaría la película en una interesantísima charla junto a Javier G. Romero. El plato fuerte vendría por la tarde, con la sesión doble protagonizada por La Campana del Infierno de Claudio Guerín (donde Saturno Cerra tiene uno de los papeles más relevantes de la cinta) y El Monte de las Brujas, debut en la dirección de Artigot y que por un problema de censura jamás se exhibió en nuestro país en salas comerciales (sí en cambio por festivales, logrando incluso un premio en Sitges). Tras las proyecciones tuvo lugar una mesa redonda con Cerra y Artigot, donde contaron al público mil y una anécdotas y conocimientos sobre ese cine en el que trabajaron. Sin duda alguna, uno de los momentos más emocionantes de los 14 años de historia del certamen. El ciclo se cerraría con una nueva sesión sorpresa: Nazis del espacio exterior.
Peor… ¡Imposible! deja al cierre de su decimocuarta edición, un claro síntoma de autosuperación atestiguado anualmente con una creciente afluencia de público. Un certamen pequeño y modesto, que crece cada año, con un gran cariño a ese viejo cine de géneros que encandila a todos los gijoneses durante toda una semana.