Es casi desconocida en nuestro país, pero Olimpia Melinte (Rumanía, 1986) es una especie de Rey Midas que convierte en oro todo aquello que toca. Empezó su carrera en el Teatro de su país natal, y en 2005 consiguió el premio de Mejor Actriz en Teatro Nacional Olímpico. Pasó al cine en 2009, primero en Rumanía, dónde arrasó en los Premios Nacionales en las categorías de Mejor Actriz y Esperanza Joven. En 2011 fue a Italia, dónde se consagró haciendo Seven Acts of Mercy. Ahora llega a España este joven talento procedente del este, que nos ha concedido unos minutos. Parece desvalida pese a su coraje, pero no puede ocultar su fuerza interior, esa que la ha traído donde está y la guiará en el futuro.
Parece que actualmente dominais el panorama de la gran pantalla el prototipo de actrices jovenes, delicadas, que hablan varios idiomas. Zoe Kazan, María Valverde aquí en España, tú misma.. ¿Muestra de la globalización o casualidad?
Es importante tener todas estas virtudes. El cine es una industria, y como todas las industrias que hay ahora, es muy internacional. Nunca está de más aprender, cuanto má sabes y más cosas puedes hacer, más oportunidades tienes de conseguir un trabajo, que en el fondo es el objetivo.
Has vivido en primera persona el Festival de San Sebastián, uno de los más importantes de España ¿Cómo fue la experiencia?
Fantástica, casi abrumadora. La película estuvo muy bien valorada, todo el mundo nos felicitaba, nos aplaudía, nos decía lo que le había gustado. Fuimos como estrellas. Te sientes muy bien porque tu trabajo resulta reconocido.
En esta película haces dos personajes, doblas papel, un recurso muy teatral. Tú vienes del teatro ¿Te ha ayudado esa experiencia a la hora de hacer esta película?
Si, puede ser. Me ayudó sobre todo la Escuela de Teatro de Rumanía, que fueron quienes me asesoraron y me enseñaron. Con los dos personajes había posibilidades de cambiar, de usar distintas técnicas. Era difícil de hacer, pero tuve ayuda y apoyo.
¿Qué tienes de cada uno de los personajes que interpretas?
De Alexandra tengo la voluntad. Ese conseguir lo que me propongo. Por ejemplo, no hablaba nada de español antes de empezar a rodar esta película. Pero me propuse aprenderlo y aquí estoy. De Nina tengo la fragilidad, y esa si es inherente a mí. Puedo usar esta fragilidad en una película igual que la uso en mi vida privada. Creo que la fragilidad es un buen arma para protegerse.
Para acabar, recomiendanos una película «maldita»
Te puedo recomendar una película rumana fantástica, maravillosa, que a mi me encantó. Estuvo en Cannes hace dos años. Se llama Más allá de las colinas y es de Cristian Mungiu, un gran director.
