Se nos ha ido a la temprana edad de 68 años el director escénico y de cine francés Patrice Chéreau, víctima de un cáncer de pulmón. La carrera de Chéreau estuvo íntimamente ligada al mundo del arte. Desde muy temprana edad, motivado por la implicación artística de su familia, Chéreau se sintió profundamente atraido por el arte en todas sus vertientes: la pintura, la literatura y sobre todo el teatro, disciplina de la que fue uno de los principales exponentes e innovadores de la segunda mitad del siglo XX. Regidor de varios teatros a lo largo de su vida, fueron famosos sus montajes escénicos dotados todos ellos de un sello muy personal y novedoso. Fue el gran reformador del teatro francés a través de impresionantes adaptaciones de los grandes clásicos de la historia de las letras, desde Chejov pasando por Víctor Hugo o Lope de Vega.
Además del teatro famosos fueron también sus montajes operísticos, género que también se benefició del carácter revolucionario e inconformista de este genio de la escena francesa, legando a la historia un inolvidable montaje de El anillo del nibelungo de Wagner. Adscrito a la izquierda francesa fue uno de los mayores activistas en favor de la independencia de la antigua colonia gala de Argelia lo que le costó las recelosas miradas de los sectores más conservadores.
Desde el punto de vista cinematográfico Chéreau debutó en el cine en 1975 con la película La carne de la orquídea, un atractivo thriller a la francesa en el que, como en gran parte de sus films, también ejerció labores de guionista. Su cine se caracterizó por el carácter independiente e intimista de sus historias, en las cuales trataba de retratar la vida a través de historias de rabiosa actualidad a la vez que complejas. En 1983 dirige El hombre herido, una de sus películas más aclamadas en la que abordaba con honestidad el tema de la homosexualidad. Quizás su mayor éxito internacional fue La reina Margot, superproducción europea de gran éxito internacional en la que a pesar de lo fastuoso de su puesta en escena Chéreau centraba su atención en las las intrigas palaciegas y matrimonios concertados entre las casas reales europeas del siglo XVI, así como un espectacular retrato de los actos que dieron lugar a la matanza de los hugonotes.
Destacables son igualmente cintas como la autobiográfica Los que me quieren cogerán el tren, la polémica y erótica Intimidad en la que abordaba el vacío existencial y adicción al sexo presente en la sociedad de principios del siglo XXI, o el drama de época Gabrielle adaptación de una novela de Joseph Conrad con la gran Isabelle Huppert como protagonista. En 2009 filmó su última película, Persecution, en la cual se atisba su carácter indomable y firma distintiva en cada escena.
Francia se queda huérfana de uno de los grandes personajes de su esfera artística. Un artista total que cultivó todo tipo de disciplinas artísticas con gran éxito y cuya influencia en el mundo cultural francés seguirá vigente siempre que sigan surgiendo autores inconformistas perturbados por el veneno del arte.
Todo modo de amor al cine.