Gloria, estupenda Paulina García, mejor actriz en el festival de Berlín, es una mujer divorciada de 58 años que busca su sitio en la vida. Acude siempre que puede a bailes de salón, asiste a clases de yoga y comienza a entender que apenas hay un sitio para ella en la relación con sus dos hijos, ocupados en el inicio de su vida adulta ella y naufragando en la paternidad él.
Gloria es una mujer que se encuentra sola y que debe afrontar en breve esa cosa llamada vejez. Y se resiste a ello. Quiere volver a ser una niña. Una noche, conoce a alguien que le hace sentir más joven, más hermosa y amada con locura, Rodolfo, un jubilado algo mayor que ella. Juntos inician una nueva juventud, y las escapadas a lugares paradisíacos, las partidas de paintball y mil juegos más comienzan a formar parte de su vida. Gloria decide pasar de pensar en el mañana y se agarra a Rodolfo como si fuera la última oportunidad de amar y ser amada. Le hace un corte de mangas a los vejez y entre otras cosas, entre risas y juergas, vuelve a ser una inocente criatura. También comienza a beber y fumar porros como una traviesa adolescente que se salta las clases. Hace lo que quiere y no tiene que dar explicaciones a nadie. Su personaje es un auténtico caramelo y la actriz no lo desaprovecha en ningún momento. Está soberbia.
Sin embargo algo se quiebra en la relación. Gloria ha metido en su vida a Rodolfo, pero no es correspondida con un hombre que parece no querer involucrarla con la familia de él, a la que trata de manera dura y sólo conocemos por teléfono. Esto dará pie a un tira y afloja entre ambos, con revelaciones finales incluidas, y con un arco de personaje en el caso de Gloria bastante sencillo pero muy bien explicado. Gloria tendrá más tarde o temprano que recapitular sus acciones pasadas y decidir un futuro. Lejos de lo que algunos críticos han sacado en conclusión, considero que el final de la cinta no es “conservador” ni contraproducente, sino más bien un mazazo oscuro y terrible, la mayor de las derrotas; una rendición incondicional. Y otra vez, atroz, sencillo y genialmente explicado, con esa último acto “terrorista” que se encuentra entre lo más patético y divertido de la cinta (donde suele abundar más lo primero que lo segundo).
El cineasta Sebastián Leilo crea escenas portentosas con ese mencionado patetismo por parte de Gloria, sobre todo en cierto viaje de placer que acometen los dos enamorados y en la parte final del filme. La contagiosa risa de Gloria se apaga, y da lugar a otra cara de la misma moneda.
No obstante, a pesar de lo dicho, Gloria tiene más lecturas que la aceptación de la vejez o la lucha por reencontrarse con una misma. No habría que olvidar la lectura política de la misma cinta. En varios momentos se nos deja claro que nuestra protagonista es una idealista progresista (por decirlo de alguna manera) que, si hacemos cuentas, nos da el resultado de unos veintipocos años cuando en Chile se produce el golpe de estado de Pinochet. Gloria era una joven luchadora que vio sus sueños truncados aquel 11 de Septiembre de 1973. Y Gloria observa a la juventud actual con los ojos de entonces, con pasión y cariño. Pero ella ya es vieja. Y acaso por lo que descubrimos en la cinta, habría que preguntarse si sus ideales han quedado algo traicionados cuando la vemos vivir una vida bastante holgada, con los mencionados viajes de placer a hoteles de lujo y un sin fin de juegos caros que le proporciona su nueva pareja. Pareja que después de varios de meses de convivencia, confiesa que él estuvo en un puesto de trabajo que solía relacionarse con los militares (momento en que Gloria y sus amigos casi aguantan la respiración y exigen respuestas, que esquiva como puede Rodolfo).
Así que Gloria mira las diferentes manifestaciones que acontecen en la cinta de estudiantes con cariño y nostalgia. Y digo nostalgia porque la democracia que se construyó en Chile tras el periodo de Pinochet no es exactamente el ideal de aquellos ya viejos jóvenes de los años 70.
Así que finalmente esta lectura queda hilada con la historia personal y amorosa de Gloria.
Gloria no podrá recuperar esa juventud que tanto anhela, porque esa juventud murió, en cualquiera de sus formas, hace ya tiempo.
Ahora tan sólo es una vieja más.