You’re Next (estooo, perdón, Tú eres el siguiente, que tras tanto tiempo hablando de ella como You’re Next —gracias, Lionsgate— ya da hasta cosica cambiarle el nombre) no es más que la enésima variación del Asalto a la comisaría del distrito 13 que popularizara en los 70 Carpenter, pero con variaciones y unos tipos con máscaras tétricas y muy malas intenciones. En definitiva, que como estaba previsto lo nuevo de Adam Wingard tras las cámaras no inventa nada, simplemente se limita a cortar patrones de películas que llegaron antes y a unirlos en un modelo donde la gravedad y las ganas de trascender ni siquiera se atisban. Entendámonos: gravedad como conversión de algo que no es más que un «slasher» juguetón a impostado drama de inacabables y molestos impasses, y ganas de trascender como intento de llevar un subgénero inquieto y revoltoso como pocos a cotas que no interesarían ni a los fans del mismo.
Adam Wingard ha sabido entender a la perfección los parámetros de lo que maneja, y por ello precisamente Tú eres el siguiente es una de las sorpresas de la temporada sin que tengamos que estar hablando con necesariedad del género en el que se enmarca la propuesta, el terror (que, dicho sea de paso, rompe con sus continuos amagos reconduciendo una propuesta que en cada momento sabe el modo en que manejar sus bazas), y podemos extender la efectividad del trabajo del autor de A Horrible Way to Die a otros lindes de los que por norma general se excluyen ciertas propuestas dependiendo de su naturaleza.
Esa efectividad arranca ya en un contundente prólogo que supone, más que la enésima repetición de una secuencia que hemos visto innumerables veces, un guiño al espectador. Unos pocos elementos sirven al cineasta para certificar que Tú eres el siguiente juega con cierta ventaja con respecto a tantos otros «slashers», y es que la autoconciencia que demuestra con dos simples puntadas (esa canción central que se repetirá con habilidad más adelante en el film y esos alarmantes “You’re Next” dibujados en los cristales de la primera casa que visitan los asaltantes enmascarados) resulta fascinante en algo que parece tan sencillo como complicado puede llegar a resultar: construir un preámbulo a medida.
Pero esa autoconciencia no queda ahí, y Wingard sabe tanto administrar las bazas con las que cuenta (el descubrimiento, poco a poco, de esa «scream queen» que supone una Sharni Vinson apoteósica), como redirigir sus esfuerzos en una dirección u otra según el film lo requiera. Y es que quien crea hallarse con Tú eres el siguiente ante otra arquetípica propuesta de género, descubrirá que más allá de la tensión, los sobresaltos o incluso ese macabro humor del que sabe hacer gala, se esconde una película que huye de cualquier encasillamiento tanto previo como posterior para centrarse en una máxima no precisamente fácil de alcanzar: implicar y divertir al espectador sin que el precio a pagar pueda resultar cuestionable en ningún momento (ni siquiera con algún que otro giro con el que Wingard busca, más que sorprender, ofrecer una perspectiva todavía más retorcida).
Otro de los grandes aciertos del film es la elección de un tremendo reparto que, más allá de la figura de Vinson, encuentra en aliados como el gran Joe Swanberg, un atinadísimo AJ Bowen o una genial Amy Seimetz (no en vano, todos ellos ya habían trabajado con Wingard, e incluso en otras cintas de género como V/H/S o The Signal —como es el caso de Bowen—, ello sin mencionar que podremos verles en lo próximo de Ti West, The Sacrament) que dotan a sus roles de la intencionalidad necesaria como para que todos los focos de la función no apunten directamente a una Sharni Vinson ante la que uno se debe deshacer en halagos: no sólo compone la mejor «scream queen» desde que Neve Cambpell (o Sidney, si lo prefieren) hiciese su aparición en Scream allá a mediados de los 90, sino que además logra una interpretación inmensa, amoldada perfectamente a unas constantes que parecen ser del todo disonantes en casa de los Davison, y confieren el necesario y salvaje contrapunto a la cinta.
Intensa, sorprendente, retorcida, brutal, divertida y tensa, con Tú eres el siguiente el señor Wingard ha armado uno de los mayores triunfos del género en los últimos años, y lo ha hecho sin necesidad de acudir a una realización que resulte apabullante, sino más bien a un guión que sabe virar sobre sus anclajes centrales para llevar a los personajes de un lado a otro sin que por ello surjan cuestionamientos entorno a su idiosincrasia. Ello no significa, como es obvio, que el cineasta descuide una faceta que refuerza a la perfección todo lo que gira entorno a un «slasher» impetuoso e inquieto, que mide con tesón sus tiempos para urdir una cinta difícilmente olvidable, y es que si algo logra Tú eres el siguiente es que, con tan poco, los niveles de sublimación lleguen al punto de querer (y, lo mejor de todo, poder) afirmar que la espera ha merecido la pena, y que la consagración de Wingard en él tendrá, por méritos propios, su espacio entre los grandes títulos no sólo del año, sino también de la década.
Larga vida a la nueva carne.