Antes de convertirse en uno de los nombres clave de la literatura negra moderna, Elmore Leonard desarrolló su carrera literaria al amparo de otro género popular, el western, de entre cuyos títulos destaca Hombre, novela posteriormente adaptada al cine por Martin Ritt en la película homónima de 1967 y uno de los filmes renovadores del género en la década de los sesenta. Unos años antes, la obra de Leonard ya había coqueteado con el medio cinematográfico cuando Burt Kennedy, por una parte, y Halsted Wells, por la otra, convirtieron dos relatos suyos en dos clásicos del western americano: Los cautivos y El tren de las 3:10, dirigidos por Budd Boetticher y Delmer Daves, respectivamente.
Esta filiación al séptimo arte llevó a Leonard a escribir tanto adaptaciones cinematográficas de sus propias obras (Mr. Majestyk, 52 vive o muere, El cazador de gatos) como adaptaciones de obras ajenas (Los crímenes del rosario) y guiones propios sin base literaria previa (El infierno del whiskey, Joe Kidd). No obstante, su figura siempre estará ligada al género noir, al que dedicó gran parte de su prolija obra cosechando éxitos notables. Su estilo seco, irónico y poderosa y ricamente dialogado brilló particularmente en dos plasmaciones cinematográficas llevadas a cabo por Soderbergh y Tarantino: Un romance peligroso y Jackie Brown. También resultan interesantes otras cintas de resultados más desiguales que retrataron su vertiente más satírica (Cómo conquistar Hollywood, Be Cool o la ácida y desconcertante Touch).
Recuperado para el cine sobre todo en la década de los 90 (con las citadas películas de Tarantino y Soderbergh), entre las últimas traslaciones a la gran y pequeña pantalla de su obra destacan la nueva versión de El tren de las tres y diez que dirigió James Mangold en 2007 y, muy especialmente, la serie para FX Justified, thriller violento y sarcástico que adaptaba varias obras del autor protagonizadas por el alguacil Raylan Givens. Y todavía están pendientes de estreno dos películas basadas en sendas obras suyas: Freaky Deaky y Life of Crime, demostrando que el espíritu y la obra de Leonard siguen aún hoy plenamente vigentes. Y por mucho tiempo.