Como no podía ser de otra manera, el coreano Hong Sang-soo ha sido proclamado por crítica y jurado como el gran vencedor de esta última edición del FICX, culminando en el premio a la mejor película. By the Stream, con la que competía en la sección Albar tras su paso por Locarno, se ha alzado con el premio al mejor largometraje recayendo en Kim Min-hee el galardón a la mejor actriz. Como también viene siendo habitual, el infatigable cineasta también presentó su otro proyecto de este presente 2024, Necesidades de una viajera, que con el protagonismo de Isabelle Huppert engrosó la sección Esbilla. Para By the Stream, Sang-soo se rodea de dos de sus escuderos habituales, la citada Kim Min-hee y Kwon Hae-hyo, quienes dan fortaleza a esta historia en el que una profesora le solicita a su tío el favor de dirigir una obra de teatro para la escuela donde trabaja, tras un pequeño escándalo que le ha costado su trabajo. El hombre fue en el pasado un reputado actor y director teatral, y acepta el cargo; actualmente es dueño de una librería, y la tranquilidad de su reciente cotidianidad se verá trastocada cuando comienza a rememorar aquellos tiempos pasados en los que las tablas eran su principal oficio y pasión.
Hong Sang-soo sigue fiel a los patrones que han caracterizado su cine y su nueva película responde a las idénticas formalidades ya degustadas en sus previos trabajos. La forma continúa manteniendo cierta frescura en esa puesta de escena extremadamente clásica, en la que la cámara es un simple testigo de cada una de las dialécticas y diatribas presentadas por los personajes. Predisposición escénica que ya es tropo básico para entender al cineasta, donde su foco óptico es un mero instrumento de captación para el espectador; nada de virtuosismos y haciendo gala de escasos movimientos de cámara, la apuesta sigue firme en que nada enturbie la fortaleza del diálogo, a la postre la principal herramienta en la que se basa una querencia creativa que ya se antoja en obsesión, a poco que uno experimenta dentro de la ya extensa filmografía del coreano. Situaciones cotidianas como encuentros casuales, paseos por parajes tanto urbanos como exóticos y encuentros culinarios son también las situaciones que Sang-soo promueve en su cine, un día a día que fácilmente es asumible por el espectador y que concatena especialmente el epicentro de su cine; el repaso a un importante abanico de emociones bajo una constante mirada al pasado, sin faltar las conexiones por parte de sus personajes con el mundo del arte.
Si By the Stream es una película que funciona desde el primer momento es porque en ella encontramos todas las previas connotaciones cinematográficas citadas; una relación (en este caso, familiar) que de manera casual se reinterpreta en el presente, un interés romántico basado en cierto estado de catarsis emocional (la del hombre con la compañera de su sobrina) y unas conexiones muy fuertes aquí con el mundo del arte, en este caso con ese director teatral que en profundo halo nostálgico y en cierto ‹status› de melancolía ha de retornar al pasado de sus emociones recreando aquellos tiempos vetustos en los que gozó de su máximo éxito creativo. Unas pocas localizaciones y tan sólo tres personajes principales le bastan a Hong Sang-soo para crear una pieza muy emotiva, en el que los sentimientos son recreados a fuerza de diálogo y con una estrategia escénica con narrativa a tiempo real, un fenómeno cinematográfico que en su cine funciona como una firmeza muy envolvente. El naturalismo es tan extremo en esta película que incluso se puede captar cierta autorreferencia constante por parte del director, como una manera de mostrar un estilo ya muy pulido.
Su tempo lento lleva escondido un caramelo envenenado bajo la forma en la que la triada de personajes captan las inseguridades del pasado y los conflictos del presente. Su ritmo homogéneo pretende manipular la puesta en escena más clásica posible a favor de unas capas interiores exaltadas en una constante evolución de caracteres, que en esta ocasión se amplía con una predisposición temática en la que el cineasta se percibe como muy cómodo: la elaboración creativa y el cómo esta impregna en el autor cierto peligro existencial, así como de las tormentosas maneras en las que las emotividades pueden influir en el proceso creativo. La megalomanía autoral y su capacidad exorcizante también entra en juego aquí, encontrando en By the Stream una de las películas (aún) más personales y sinceras de su director.