Woman of… ofrece una historia que no es ajena al contexto sociopolítico en que vivimos. Narra casi cincuenta años de la vida de Aniela (Malgorzata Hajewska-Krzysztofik), una mujer trans que persigue su identidad en el contexto conservador de una Polonia post-comunista. Como dijo la dupla creadora Szumowska-Englert a su paso por el Festival de Venecia, se trata de una película que más que provocar busca conectar esa lucha con temas universales. Es así que las dos horas del film apuntan a construir un relato en el que un personaje se enfrenta a un sistema médico, legal y social que niega su deseo sistemáticamente y pone en escena una amalgama de sentimientos humanos que exceden a la experiencia trans para trabajar con la diferencia. En suma, pretende ser una historia con la que todos podríamos identificarnos.
El problema en esa búsqueda parece ser que la película queda a medio camino entre profundizar en una experiencia concreta acerca de la identidad de género y narrar una historia afín a una corriente ideológica algo saturada. Quizás sí sea necesario volver una y otra vez sobre la historia de una represión sistemática, sobre todo en un país como Polonia en el que no existe legislación que represente algunas de las diversas experiencias de la sexualidad y del género. El subrayado textual de la película, con una dedicatoria a la comunidad LGTBQ, y una llamada de atención a la carencia de las leyes en ese país apuntan en esa dirección: hacen falta historias que representen y hablen de la realidad de una comunidad marginada desde las políticas de Estado. En ese aspecto, desde otras geografías muchos podrían preguntarse si se trata de otra película ‹woke›.
Woman of… se apoya en un trabajo sutil y camaleónico de Malgorzata Hajewska-Krzysztofik encarnando un personaje que va lentamente madurando gestos y apariencias para mostrar con su piel lo que experimenta dentro. En dos momentos se produce un desdoblamiento del personaje que se mira a sí mismo como otra y como otro. Son breves segundos en los que la película se asoma con imágenes a la experiencia más íntima del personaje. Con el secreto y la brevedad propias de una intimidad amenazada, la película permite que las imágenes se acerquen a un misterio. Pero Woman of… más bien opta por enfocar los distintos modos de represión que la sociedad ejerce sobre Aniela. Desde un psiquiatra que proyecta imágenes pornográficas para examinar su psiquis hasta una familia entera que le da la espalda, todo ello son diferentes formas de negar, rechazar y marginar la diferencia. Es ahí donde reside la evidente crítica hacia la sociedad polaca que, como un grupo de monjas que descubren el pene de Aniela en las duchas, se horroriza por alguien que experimenta su cuerpo de otra forma.
La cercanía del tema del film con el contexto sociopolítico actual hacen difícil la tarea de separarlo de toda una aparente transformación social que ha tenido lugar en la última década y ha ido dejando rastros evidentes en la(s) pantalla(s). Escribir sobre Woman of… en este momento gravita hacia una pregunta: ¿puede la repetición ejercer una fuerza contraria a la que intentan conseguir estas películas concebidas para empujar una transformación social? Una pregunta quizás especialmente relevante en un mundo occidental que gira hacia una reacción ideológica. En ese sentido, Woman of… parece debilitarse porque falla al explorar y profundizar tanto en la experiencia de la identidad de género como en la experiencia histórica de la sociedad polaca.