Joanna Arnow se desnuda, literalmente, para mostrar el imaginario vital de una treintañera neoyorquina en la actualidad. Las peculiaridades de su personaje van ligadas a esa constante desnudez, pues la directora, también actriz protagonista para la ocasión, muestra su naturaleza despreocupada como un anuncio de estar ante una película distinta con una base similar a todas las demás. The Feeling That the Time for Doing Something Has Passed juega con las expectativas mientras se aferra a la literalidad de esta misma frase, como un constante recuerdo de estar frente a una problemática común: llegar tarde a lo que parece que cualquiera ya ha conseguido (una sensación que fácilmente traspasa la condición de “treintañera” y “neoyorquina”).
Es de ese modo como nos enzarzamos a un ritmo simbólico, sencillo y grisáceo en una comedia ácida y absurda entorno a las relaciones amorosas. Es prácticamente una anécdota una de sus bazas principales, y es que su protagonista mantiene ese universo de citas, noviazgos e intereses sexuales en el ámbito del sadomasoquismo, donde ella es la subordinada, y se le puede llamar anecdótico al asunto ya que no se extrae ningún fetichismo ni sensacionalismo en la actitud con la que trata el tema, más allá de los gags cómicos que se pueden sustraer de sus relaciones, que se encuentran al mismo nivel de nervio y exaltación que ella manteniendo un ‹meeting› con su jefe por internet. Obtendría el mismo resultado con la zoofilia o el coleccionismo de trenes en miniatura, siempre que tenga la oportunidad de desfilar el tema con la misma gracia.
En su debut, se apodera del discurso episódico, dividiendo la película con los nombres de sus amantes para delimitar el paso del tiempo. No por un cambio de compañero conocemos distintas Ann (así se llama su personaje), pero sí las peculiaridades en su forma de interaccionar con el mundo, ya sea con sus amos, sus compañeros de trabajo o su familia. Conseguimos así una variopinta fauna de personas erráticas y disfuncionales (en el buen sentido de la palabra, teniendo en cuenta que en el fondo todos somos un desastre), con la agudeza de saber prolongar escenas del día a día para forzar el humor, o de recortar el drama tajantemente para no obstaculizar sus intenciones de idealizar un personaje aparentemente plano y anodino capaz de emanciparse de la visión más básica y resultar realmente enigmática y atrevida.
Por otra parte está esa constante intención de banalizar el sexo y las relaciones amorosas, esa forma de forzar el sentimiento de espejismo, de conseguir que la espectadora (en este caso) se sienta reflejada en una mujer aferrada al sentimiento de sobrevivir y encajar sin frecuentar el mensaje lastimero cuando no lo consigue. No es que The Feeling That the Time for Doing Something Has Passed tenga un discurso novedoso, es que sabe dosificarlo para que podamos acomodarnos en sus escenas e identificar en los fracasos amorosos lo anodino del trabajo, los saltos generacionales… como un escenario reconocible que se adapta a cualquier lenguaje, sin necesidad de heroínas ni emociones fuertes, solo un poco de realidad salpicada con ingenio. No queda otra que fijarse en lo próximo que quiera decir Joanna Arnow, sea con esa evolución semi-biográfica o atentando de nuevo contra el esnobismo aposentado entre los norteamericanos, pero se agradece ese soplo de aire fresco que aporta una película tan sencilla y efectiva como esta.