Vamos a lo obvio: No, a pesar del contexto, esta no es una película de desastres y de destrucción masiva. Aquí no hay milagros, no hay misiles nucleares ni un Bruce Willis en modo Jesucristo redentor salvando al planeta. Y es que, a pesar de su propuesta argumental, más contextual que principal, el debut de F. Javier Gutiérrez ya dejaba muy claras sus filias y sus intenciones en cuanto a lo que quiere plasmar en su película. Esto es, dar una vuelta de tuerca genérica, mostrar otro punto de vista de un tema recurrente en pantalla y al mismo tiempo dotarlo de personalidad propia a través de sus propios referentes visuales.
3 días tiene meteoritos destructores, psicópata, historia familiar traumática, redención, venganza y un aire de western polvoriento que lo recorre todo. Un película que busca a través de la desesperación global un aura intimista, que se centra en un universo pequeño, desagradable. Una microhistoria que podría parecer nimia en su contexto pero que habla de alguna manera de algo más importante, de recuperar la humanidad aunque sea en el momento de su extinción.
El viaje pues, se centra en la evolución de su protagonista Ale, un excelente Víctor Clavijo, poniéndole en un juego de espejos ante su antagonista, un psicópata pedófilo en busca de venganza. Y entre ellos, la familia de Ale, una suerte de representación de la inocencia y de cómo pueden ser víctimas colaterales de la maldad y la crueldad, pero también el disparador que permite redimirse a un personaje tan sumamente antiheroico como el que al principio nos dibuja el director.
De algún modo, y a pesar de este argumento de ‹psycho-thriller› catastrófico, el film no deja de ser un western, tanto por sus colores saturados, sus paisajes polvorientos y por su vocación duelística. Así, y a pesar de su condición subversiva, habita en 3 días un aroma a cine clásico, a buscar lo sensorial, a una cierta brutalidad física casi asible, a sudor a desesperación palpable. Y todo ello a través de un desarrollo que no opta por grandes alardes técnicos ni piruetas formales. Una historia narrada, como decíamos, buscando lo sencillez, la parquedad, pero sin olvidar en ningún momento de dotarse de atmósfera en lo global y de mimo en el retrato íntimo de sus personajes. Odiables en muchos momentos, pero lo justo para que sigamos con interés su evolución.
Lo que F. Javier Gutiérrez muestra en su debut es la capacidad de no necesitar grandes presupuestos, ni efectos digitales para trasladarnos a un mundo a punto de desaparecer, de cómo transformar un drama colectivo en un historia que de alguna manera puede tocarnos individualmente a cada uno de nosotros. No tanto por el tema del psicópata sino por como afrontar la extinción haciendo aflorar justo lo que va a desaparecer, nuestra humanidad. Así pues, 3 días es, a pesar de su tono áspero y fatalista, una película que huye del cinismo o de dejar las soluciones en manos de héroes imposibles. Una película que paradójicamente acaba siendo foco de esperanza, de una humanidad que puede y debe ser reivindicada hasta el último segundo de su existencia.