Thriller y lucha de clases
Se ha presentado en España, en el marco del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva de este año, la película brasileña de 2022 Propriedade (cuya traducción al castellano sería “Propiedad”) dirigida por Daniel Bandeira. La historia, nos cuenta la cruel rebelión de los trabajadores de una granja al verse amenazados por la venta inminente de la misma por parte de la familia propietaria para construir un hotel. En el ataque, una mujer de esa familia consigue huir, refugiándose en un coche blindado.
Podríamos definir esta obra como una especie de thriller social, con conexiones con ese subgénero que es el terror rural, normalmente caracterizado por transmitir altas dosis de desasosiego e incomodidad en el espectador. La cuestión es que esa mezcla a veces puede diluir un tanto el resultado. La película juega a dos cartas y quizás no sea lo suficientemente robusta en su conjunto.
En la parte social, el grado de irracionalidad es demasiado extremo, sobrevenido sin más, con una crueldad poco razonada que no sabemos bien de dónde viene en una exagerada huida hacia adelante que no lleva a ningún sitio. Luego está el ámbito de thriller, en este caso claustrofóbico y cruel, con un coche blindado casi indestructible como protagonista de fondo. Aquí también encontramos algunas debilidades, ya que al final la sucesión de acontecimientos, que en todo thriller debe funcionar como un reloj, no lo hace en esta ocasión, hay demasiado trazo grueso. Por ejemplo, el espectador se pregunta porqué los trabajadores no acaban de otra manera más efectiva y rápida con la resistencia de la mujer que se encuentra metida en el coche. Además, la historia no se aprovecha de la posibilidad de implementar elementos o intervenciones exteriores, que hubieran incrementado la emoción y la tensión de la trama. Y luego para rematar, un final que personalmente me resulta incomprensible, y que se suma a un inicio en el que hay un pequeño prólogo que me parece innecesario.
Respecto a las interpretaciones, en algunos casos resultan muy afectadas y en otros arquetípicas. Pero sí que podríamos destacar la de la protagonista, la mujer secuestrada, encarnada con solvencia por Malu Galli, una mujer que transmite carácter y que se aleja de los histrionismos habituales en este tipo de películas, componiendo un personaje introvertido y ensimismado.
De todas maneras, el film es lo suficientemente entretenido como para que se deje ver y consiga captar la atención del espectador. Es un thriller original, con un punto ‹folk horror›, lejos de ser perfecto, pero que al menos intenta ir un poco más allá que la mayoría de los films de este género, reflejando en cierta manera la lucha de clases, señalando unas hondas desigualdades sociales tan comunes en la realidad latinoamericana y mostrando el reflejo de la desesperación del trabajador y como esto pueda llevar a subvertir cualquier orden de tipo moral.
Un film correcto en su factura, con cierta ambición en lo que cuenta y de moderado interés en su seguimiento, que no termina de ser redondo del todo en ninguno de los dos registros antes reseñados, el social (por tremendista) y el thriller (por poco preciso), pero que en cualquier caso es una buena muestra de la calidad y diversidad que actualmente posee la cinematografía brasileña.