Con una extensa carrera en la que además de dirigir emblemáticos títulos del cine de artes marciales, también fue coordinador de dobles y escenas de acción, una de esas figuras tan importantes en ese tipo de cine a la que no se suele prestar, quizá, la atención necesaria, Lau Kar-Leung dejó a lo largo de tres décadas títulos que ya forman parte imprescindible de la cinematografía no únicamente del país donde se rodaron, Hong Kong, sino del cine oriental en general.
Films como Las 36 cámaras de Shaolin, El luchador invisible, El mono borracho o la más conocida de todas, La leyenda del luchador borracho protagonizada por Jackie Chan, entre otras, corroboran la grandeza de un cineasta que nos dejaba hace unos días y ante el que bien merece la pena echar la vista atrás para recuperar un nombre cuyo cine, por suerte, ya era inmortal antes de dejarnos. Y es que no resulta casual que algunas de sus películas hayan devenido en inspiración para trabajos que han tomado los suyos como modelo, o que de entre los títulos de la productora Shaw Brothers, algunos de los que aportó Lau Kar-Leung sean de los más emblemáticos.
Descanse en paz.
Larga vida a la nueva carne.