Para nadie es un secreto que hay lugares en las sociedades que guardan un grado de peligro mayor para los transeúntes; estos lugares en muchas ocasiones están ligados a un componente étnico o de clase social, y de estas dos variables surgen con frecuencia estigmas hacia una determinada parte de la población. Este es un tema complejo porque el uso de los prejuicios a veces te puede salvar de un buen susto o incluso algo peor, el presuponer peligro y cruzar la acera cuando ves venir a determinados individuos en medio de la noche quizás puede ser un juicio errado, pero ese quizás es una apuesta arriesgada y más cuando eres responsable de personas vulnerables que van junto a ti. En Inmersión este es el tema a tratar, el escenario será un inmenso lago con orillas distantes y una soledad angustiosa para el que presiente un posible crimen.
Esta es una obra virtuosa tanto en su componente narrativo como en la definición estética de un paisaje que es testigo del mal que se avecina. El realizador sabe bien cómo desarrollar una tensión prolongada a través de todo el relato para que mediante pequeños estímulos o micro-momentos el espectador, al igual que el protagonista, se mantenga en vilo al respecto de quiénes son estos extraños individuos que naufragan en medio del paisaje pidiendo socorro y qué oscuro secreto esconden.
El problema radica en cómo se construye un mensaje político desde artilugios amañados, pues a grandes rasgos el filme trata de concienciar al espectador de los peligros de prejuzgar a las personas a partir de su etnia o condición social, pero este supuesto juicio errado del protagonista se sustenta en suposiciones justificadas, ya que la cinta se esfuerza por dar indicios que alertan de una posible situación de peligro. El protagonista es un señor de edad avanzada que junto a sus dos hijas está en una región apartada desde la cual no puede pedir ayuda; mientras, los hombres extraños van cargando una enorme bolsa de la que se niegan a dar información y que para colmo de males escurre sangre; las facciones del rostro de los náufragos tienen características que perturban como un ojo dañado o una mandíbula que siempre parece reír, no es claro a dónde se dirigen ni por qué no permiten ir en busca de ayuda de las autoridades competentes. De esta manera, el protagonista teme con sobrada razón que a lo mejor lo estén llevando a una encerrona, y si bien sus reacciones se intentan sobredimensionar para hacerlo ver como un paranoico clasista, hay una omisión deliberada de información por parte de los extraños que parece más bien conveniencia de guion para sostener el halo de misterio.
Si este fuera un thriller hecho meramente para entretener lo anterior sería un problema menor, porque las virtudes de la obra son más que suficientes para construir una historia decente y bien escalonada en cuanto al manejo de la tensión, pero como es evidente que la pretensión es trascender y calar en el espectador con su mensaje al respecto de los prejuicios, el mal manejo de tal tema no solo empaña las virtudes sino que incluso difunde una perspectiva irresponsable, porque mal haría una persona de la vida real en afrontar una situación como la que se plantea en el film de manera despreocupada o desprevenida.
Todo lo anteriormente dicho no implica que la temática no sea pertinente. Es importante utilizar el cine como medio para construir conciencia y sensibilidad con respecto a determinados prejuicios injustificados, pero sin olvidar que la ficción, así como ha sido empleada para construir arquetipos dañinos al respecto de determinados grupos, también puede pecar por exceso de ingenuidad en sus discursos y llevar a nuevas malinterpretaciones que bien podrían acarrear nuevos problemas.
Hola Nelson, estoy 100% de acuerdo con tus comentarios. Lamento haber errado en darle al punto preciso entre crear algo entretenido y también algo absolutamente coherente con el tema presentado. Siempre supe que el balance final estaría influenciado fuertemente por mis ideales de tensión dramática, cinematografía, ritmo, actuaciones llamativas, entre otros. Y que mi propia persecución interna por usar recursos narrativos como los que usé podía atentar contra la correcta comunicación del mensaje. Sorry! Quizás la cagué. Saludos.
Gracias por leernos Nico, seguiremos pendientes de tu carrera