Tras debutar con La vida era eso, David Martín de los Santos está centrado ya en la que podría ser la consecución de su nuevo largometraje —que no segundo, pues recordemos que justo antes del estreno de su ópera prima ya se anunció que estaba trabajando en Un hombre en un puente—, en esta ocasión un proyecto en cuyo guión está trabajando gracias al programa Residencias de Cine de la Academia, que otorga los medios necesarios a cineastas emergentes.
Calificada por su director como un drama con humor negro, la cinta nos presentará a Isidoro, de 55 años, quien cuida durante el día a su madre, de 80, enferma de Alzheimer, mientras por la noche actúa en un tugurio de travestis. Al salir al escenario, en uno de sus espectáculos, descubre entre el público a su vecino del tercero, un joven de 26 años como los que salen en los vídeos porno de internet. El chico está muy borracho e Isidoro se ofrece a llevarlo a casa. A partir de este fortuito encuentro, empieza una peculiar relación entre este extraño, solitario y atractivo joven sin pasado ni futuro; entre Isidoro, un travesti que es una diosa sobre el escenario, pero un hombre intrascendente cuando se baja de él; y Amparito, su anciana y dependiente madre, generándose así una aparente relación, casi familiar, aunque en el fondo cada uno de ellos cambie de máscara según dictan los inconfesables deseos enquistados que amenazan con eclosionar en cualquier momento.
Aunque parece que aún habrá que esperar para ver el nuevo trabajo del cineasta, estaremos atentos a los pasos que vaya dando.
Vía | El blog de cine español
Redacción: Rubén Collazos