La directora finlandesa Alli Haapasalo presenta en Girl Picture, su nuevo largometraje de ficción, la historia de tres personajes, tres chicas jóvenes apenas transicionando de la adolescencia a la vida adulta y que lidian con las responsabilidades laborales, sociales y afectivas que se les presentan. Rönkko, que trabaja junto a su amiga Mimmi, comienza a preocuparse tras una serie de experiencias frustrantes e insatisfactorias por entender mejor su sexualidad y saber qué está fallando. Por su lado Mimmi tiene una relación complicada con su madre y su nueva pareja, y encuentra una vía de escape en la relación pasional que establece con Emma, la tercera pata de la cinta. Emma es una patinadora artística con una proyección de futuro muy prometedora, pero asfixiada por la presión de rendir hasta tal punto de que contempla la opción de huir, y su relación con Mimmi le permite soñar con esa posibilidad.
Rönkko, Mimmi y Emma son, como corresponde a su edad y a su experiencia vital, personas inmaduras que tienen dificultades para comprender cuáles son sus necesidades, no digamos ya compaginarlas de manera adecuada. En el caso de la primera, su búsqueda de la experiencia sexual clarificadora no genera más que incertidumbres añadidas, se suceden las citas y los fracasos con chicos y la respuesta a sus dudas no termina de llegar; Rönkko no puede entender sus propios tiempos, y no deja de frustrarse por ello. La pareja, por otro lado, no está exenta de problemas. Ambas en una situación de la que sienten deseos de escapar, en realidad no comprenden si lo que quieren es huir o encontrar un hueco para respirar, y la relación que construyen no está cimentada en una respuesta clara a esa pregunta, generando con ello discusiones fuertes y aún más confusión.
¿Cuál es la respuesta a sus dudas? ¿Cómo pueden llegar a superar sus problemas? Los personajes dan vueltas, se tropiezan y no terminan de encontrar su senda, pero más o menos a trompicones van aprendiendo cosas sobre sí mismos. Se puede vislumbrar algo de esperanza, pero esencialmente el mensaje de Girl Picture es que la adultez es difícil y el camino a seguir no está marcado. Otras historias en este formato narrativo de ‹coming of age› buscarían llevar a un punto claro a sus personajes, una suerte de catarsis o aprendizaje claros, pero no es el caso de esta y creo que es su mayor atractivo. La posibilidad de volver a cagarla porque no se ha aprendido todo lo que se debe de aprender permanece. Rönkko avanza en comprender su sexualidad, pero tal vez no lo esté haciendo al ritmo que necesita y podrían surgirle nuevas dudas; Mimmi y Emma van encontrando fórmulas para lidiar con toda su carga de inestabilidades sociales y emocionales, pero esas fórmulas no son las respuestas definitivas. Cuando termina la cinta y llegan los títulos de crédito, la sensación es mixta: por un lado uno siente que los personajes han madurado de algún modo, pero por otro no puede evitar sentir que todo podría irse al garete de nuevo y vuelta al punto de inicio.
Haapasalo propone una visión de la transición a la adultez como una vía equívoca y llena de baches, y no como una progresión irreprochable. Con ello logra una obra sobre el tortuoso proceso de maduración psicológica y emocional que en ningún momento se siente aleccionadora, y que, en consecuencia, obtiene una naturalidad asombrosa. Cualidad esta última apuntalada por unas interpretaciones principales maravillosas, con tres actrices que dan vida a personajes complejos, llenos de aristas y con un rango emocional fascinante; pero también por una dirección y un guión excelentes que proporcionan un intimismo respetuoso y elocuente en una cinta que se adentra en espacios muy delicados en la vida privada de sus personajes. Girl Picture es un excelente ‹coming of age› cuya aparente sencillez esconde un amplio rango de sensaciones. No sorprende su premio de la audiencia en Sundance, pues su capacidad de conectar con los espectadores, gracias a su tratamiento de temas universales y conflictos íntimos, la convierten en un exponente muy destacable de su género.